El escándalo de Kobe Steel, la empresa japonesa que le vendió metales falsificados a General Motors, Boeing, Toyota (y otras 500 empresas) ha puesto en duda la reputación de los productos hechos en Japón.

En pocos días, la firma perdió US$1.800 millones de su valor de mercado tras reconocer que falsificó los resultados de calidad de los productos que le vende a las grandes transnacionales.

Este caso se suma a media docena de otras empresas que han admitido fraude o conducta inapropiada en los últimos años y por eso han surgido dudas sobre por qué este tipo de escándalos se siguen repitiendo una y otra vez.

Analistas coinciden en que la desaceleración del crecimiento económico del país desde la década de los 90 hasta ahora es un elemento clave para entender el problema.

Eso porque ha aumentado la presión en las firmas japonesas para conseguir resultados.

"Las grandes compañías solían desenvolverse en un mercado creciente, estable y predecible, pero las cosas han cambiado y algunas empresas pueden haber recurrido a hacer recortes", dice Takuji Okubo, director general y economista jefe de Japan Macro Advisors, en Tokio.

1-Kobe Steel: el falseo de la calidad

El gigante del metal Kobe Steel reconoció hace unos días que falsificó los resultados de pruebas de calidad, resistencia y durabilidad del aluminio, cobre y acero que le vende a grandes fabricantes de autos y aviones, entre otros.

Se trata de materiales básicos que compran las multinacionales del transporte como General Motors, Toyota o Boeing.

El asunto es grave porque estos metales también son parte esencial de los productos que se fabrican en industrias del sector eléctrico, la construcción o maquinarias.

Y -aunque recién las investigaciones están en curso- podrían afectar en alguna medida los estándares de seguridad.

Apenas se destapó el fraude, el gobierno de Japón exigió una investigación exhaustiva para determinar la dimensión, responsabilidades y los potenciales efectos de una práctica que data de hace diez años y que involucra al menos a 16 subproductos vendidos por la compañía.

Por ahora ninguna de las empresas afectadas ha planteado la posibilidad de retirar productos del mercado, pero han reconocido que iniciaron sus propias investigaciones.

2-Nissan Motors: retiro de vehículos

Nissan Motors anunció hace unas semanas el retiro de más de un millón de vehículos tras admitir que empleados -sin la calificación suficiente- habían hecho las inspecciones finales de automóviles que serían vendidos en el mercado local.

Sus acciones cayeron 5% y la firma dijo que el retiro de productos le costaría unos US$220 millones.

Los autos fueron producidos durante los últimos tres años y vendidos en el mercado japonés.

3-Mitsubishi: manipulación en el consumo de combustible

Mitsubishi Motors Corp. reconoció en 2016 que había falsificado datos en una prueba sobre consumo de combustible para que sus niveles de emisiones parecieran mejores.

Cerca de 625.000 autos vendidos en Japón se vieron afectados y la empresa tuvo que detener la fabricación de los cuatro modelos cuyos estándares fueron falseados por décadas.

Cuando se conoció la noticia las acciones de la empresa bajaron 40% y la compañía informó que el escándalo le costó casi US$20.000 millones, además de la salida de su presidente, Tetsuro Aikawa.

4-Takata: los 'airbags' peligrosos

El pasado mes de junio, la japonesaTakata declaró la bancarrota luego que sus airbags defectuosos fueran vinculados a 16 muertes y decenas de heridos en accidentes en todo el mundo.

La compañía reconoció que había falseado informes sobre la calidad de las bolsas de aire que le vendió a los fabricantes de autos.

El fraude afectó calidad de los airbags instalados en cerca de 100 millones de autos, la mayor parte en Estados Unidos.

5-Toshiba: el fraude contable

Toshiba, gigante de la tecnología y energía nuclear de Japón, reconoció que hubo un encubrimiento contable sistemático, que empezó en 2008, coincidiendo con la crisis económica mundial.

Su director ejecutivo y presidente, Hisao Tanaka, renunció después de que una investigación independiente revelara que la compañía había inflado sus ganancias durante más de seis años.

Las nuevas reglas del juego

Hasta hace dos décadas, las empresas japonesas estaban enfocadas en cómo crecer. Pero al darse cuenta de que la economía no seguiría desarrollándose con fuerza, se tuvieron que concentrar en poner en práctica procesos de reestructuración, reducción de costos y extrema eficiencia.

Conversando con la BBC, Martin Schulz, investigador senior del Instituto de Investigación Fujitsu en Tokio, plantea que estos "dolorosos ajustes" han hecho que algunas compañías luchen por "adaptarse a las nuevas reglas del juego".

Para lograr los niveles de eficiencia requeridos, los directivos se han visto forzados a mostrar resultados positivos, llegando incluso al límite en el área del control de calidad, comenta.

Según Schulz, que empleados y jefes tienen tan altos niveles de exigencia que los hacen trabajar jornadas excesivas o incurrir en comportamientos erróneos.

El otro elemento es que algunas compañías tratan de crecer rápidamente en el extranjero y no cuentan con jefes experimentados que sean capaces de supervisar rigurosamente las operaciones.

Así las cosas, y conociendo el contexto cultural de alta presión por lograr los objetivos en Japón, no es extraño que se hayan detectado este tipo de irregularidades, que finalmente no solo terminan dañando a la empresa, sino también, la imagen del país.

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