La golpeada moneda de Venezuela tiene desde este jueves nuevos billetes.
El Banco Central (BCV) anunció la entrada en circulación de los nuevos billetes de 10.000, 20.000 y 50.000 bolívares para "complementar y optimizar el actual cono monetario", así como "cumplir con los requerimientos de la economía nacional".
Hasta ahora el billete más alto era el de 500, muy lejos de las altas denominaciones que se imprimirán en los nuevos billetes, y cuyo valor al cambio ha caído a causa de la agresiva subida de los precios hasta ser inferior a los 8 centavos de dólar.
El nuevo billete de 10.000 bolívares cotiza a US$1,6; el de 20.000, a US$3,2; y el de 50.000, a US$7,9.
Son valores bajos que, según la mayoría de expertos, reflejan la gran debilidad de la moneda venezolana, constantemente depreciada por la hiperinflación que aqueja al país sudamericano, superior al 130.000% en 2018, de acuerdo con los datos del propio Banco Central de Venezuela (BCV).
¿Por qué ahora?
No ha pasado ni un año desde que en agosto de 2018 las autoridades venezolanas introdujeran un nuevo cono monetario en el que eliminaron 5 ceros de los billetes del bolívar, que habían perdido tanto valor que el precio de productos de consumo cotidiano alcanzaba los cientos de miles o a veces incluso superaba el millón.
Ahora el BCV interviene de nuevo, según dijo en una nota de prensa, para "hacer más eficiente el sistema de pagos y facilitar las transacciones comerciales".
Asdrúbal Oliveros, de la consultora Ecoanalítica, cree que "el problema de fondo sigue siendo la hiperinflación", una opinión compartida por la mayoría de analistas.
Óscar Forero, economista que se define como chavista, sostiene que la nueva medida "confirma que el BCV prevé un mayor crecimiento de la hiperinflación".
Por su parte, Luis Vicente León, presidente de la consultora Datanálisis, sostiene que "los nuevos billetes de alta denominación buscan resolver el problema operativo causado por la pérdida de valor de la moneda".
En Venezuela los billetes de bolívares pierden valor cada día y los bancos solo dispensan cantidades muy pequeñas, totalmente insuficientes para hacer frente a los gastos del día en una economía hiperinflacionaria, así que hasta las cosas más nimias como un jugo o un pan han de pagarse con tarjeta o a veces incluso mediante transferencia bancaria.
El bolívar tiene tan poco crédito que en muchos lugares no se admite como forma de pago.
Por ejemplo, en Táchira, zona fronteriza con Colombia, predomina la moneda de ese país, el peso colombiano, mientras que en zonas de la frontera con Brasil se transa usando el Real brasileño.
Oliveros afirma que con la nueva medida el BCV está intentando "generar ahorros en el costo de fabricar billetes, por eso la brecha tan grande entre el billete más alto hasta ahora (500) y el nuevo, inmediato superior (10.000)".
Esto debería ayudar a paliar el problema de la escasez de efectivo, que los venezolanos sufren hace años y es especialmente grave en amplias zonas del interior del país, en las que ha obligado a volver al trueque.
¿Darán resultado los nuevos billetes de bolívar?
Oliveros indica que los nuevos billetes le dan "un respiro al problema del efectivo unos cuantos meses más, probablemente hasta finales de año."
Este y otros economistas detectan en los últimos tiempos un giro en la política económica del gobierno de Nicolás Maduro, cuestionado por muchos dentro y fuera de Venezuela, entre otras razones por su gestión de la economía, que redujo su tamaño casi a la mitad desde que sucedió al fallecido presidente Hugo Chávez en el poder en 2013, según confirmó el BCV hace pocos días después de años sin publicar cifras macroeconómicas.
Maduro mantiene que los problemas del bolívar son resultado de las maniobras especulativas en su contra lanzadas desde Estados Unidos y Colombia.
Según él, Venezuela sufre un "bloqueo criminal", impulsado por el "imperio estadounidense", con el que colaboraría el Ejecutivo colombiano.
No obstante, en los últimos meses su gobierno ha puesto discretamente en marcha cambios nunca vistos desde que en Venezuela se impuso el socialismo de la llamada "Revolución bolivariana" y que se interpretan como pasos hacia la ortodoxia que distintos observadores han reclamado durante años, como la liberalización de los tipos de cambio o el fin de la aplicación de las medidas de control de precios, entre otros.
Los nuevos billetes son la última decisión de calado de las autoridades venezolanas, aunque de esta sí hay precedentes.
La pregunta que todos se hacen en Venezuela es cuánto tardará la hiperinflación en consumir su valor, como les sucedió a sus predecesores.
Para Forero, "mientras no se apliquen medidas para detener la inflación, el BCV tendrá que seguir imprimiendo nuevos billetes, cada vez de mayor denominación, para luego, como en una rueda, volver a otra reconversión monetaria más, quizá ya en el primer semestre del próximo año".
De cumplirse su pronóstico, sería la segunda reconversión en menos de dos años.
Según León, la clave es que "el valor de la moneda no tiene nada que ver con su denominación, ni los ceros que quites o agregues sino con la confianza que los agentes económicos tengan en las autoridades monetarias y la política oficial. En este momento esa confianza es cero... como el valor del bolívar".