El proyecto para unir las bolsas de Santiago de Chile, Bogotá y Lima aún está lejos pero avanza hacia su fase final.

El plan, aún sin fecha concreta de inicio, es unir bajo una misma entidad los principales mercados de valores de Chile, Colombia y Perú, con la aspiración de construir una alternativa en América Latina a los predominantes mercados brasileño y mexicano.

El presidente de la Bolsa chilena, Juan Andrés Camús, dijo el pasado febrero que "la integración de estas tres plazas bursátiles es un hito en la historia del mercado de valores latinoamericano".

Las bolsas estiman que su alianza las posicionaría como el segundo mercado más relevante de América Latina.

Camús cree que la integración acercará el objetivo de "lograr una mayor competitividad frente a actores globales" y convertir a los tres países implicados en "un polo atractivo a nivel mundial para los inversionistas".

Los accionistas de las bolsas implicadas en el proyecto dieron luz verde a la integración de la propiedad de las bolsas y sus filiales, y de sus plataformas de negociación, compensación y liquidación.

Y ni siquiera la reciente crisis política en Perú afecta de momento al plan.

El 7 de diciembre el expresidente de Perú, Pedro Castillo, fue destituido y arrestado después de anunciar la disolución del Parlamento -una decisión considerada por distintos sectores políticos como un intento de golpe de Estado-, pero la economía peruana ha mantenido su camino pese a todo.

En medio de una profunda crisis política, la moneda, la bolsa y los bonos del país no se han derrumbado, en un país que ha tenido seis presidentes en apenas cuatro años.

Todo parece indicar, señalan analistas, que a pesar de todas las turbulencias políticas, la economía resiste más allá de lo que ocurra en las altas esferas del poder.

Qué se sabe del plan

Expertos consultados por BBC Mundo estiman que si se concreta la unificación de las bolsas de Santiago, Bogotá y Lima, el mercado resultante podría competir con el mexicano y se acercaría al brasileño, aunque este es de mucho mayor tamaño.

Pero iniciativas similares anteriores no dieron el resultado deseado y los expertos también indican que este nuevo intento deberá superar no pocos obstáculos.

Según un comunicado conjunto difundido por las bolsas chilena, colombiana y peruana, las tres comenzaron a trabajar en el proyecto hace tres años.

Las bolsas son entidades privadas que deben obedecer a las decisiones e intereses de sus accionistas, frecuentemente bancos, comisionistas y firmas independientes.

Aunque aún no hay una fecha para el arranque de las operaciones en el nuevo mercado, el visto bueno de los de la Bolsa de Valores de Lima era el único que faltaba de los accionistas de los tres países y se consiguió el pasado febrero.

Según la información facilitada por las bolsas, el accionariado de la nueva entidad estará repartido en un 40% por la bolsa de Santiago, otro 40% por la de Bogotá y un 20% para la de Lima, la de menor importancia y tamaño de las tres.

El holding tendrá su sede en Santiago de Chile, reconocido por los especialistas como el mercado más relevante de los tres implicados.

"Chile tiene un mercado que funciona mejor, principalmente por el papel que juegan en él las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), que están más reguladas", indicó a BBC Mundo el experto bursátil peruano Pablo Secada.

Jaime Humberto López, de la Asociación de Comisionistas de Bolsa de Colombia, cree que "la decisión de ubicar la sede en la capital chilena da una idea de dónde estará el liderazgo, aunque las decisiones se deban tomar consensuadamente".

BBC Mundo solicitó varias veces comentarios a los responsables de las bolsas implicadas, pero no obtuvo respuesta.

Por qué podría ser un buen negocio

La unión de los mercados permitiría ganar tamaño y liquidez a mercados que por sí solos no pueden competir en la escena global, precisamente por su falta de profundidad.

"Los inversores internacionales suelen temer por la liquidez de los productos. Cuando compran cualquier título quieren poder salir de él llegado el momento sin que les afecte el precio. Y para eso necesitan que el mercado sea profundo, que haya muchos compradores. Al sumarse ahora los compradores de tres países, estos mercados van a tener más liquidez, más profundidad", explica López.

La falta de profundidad venía siendo un problema, sobre todo en Perú. "Las empresas peruanas no suelen emitir acciones listadas en bolsa, por lo que ha habido pocas transacciones relevantes de capital privado en los últimos años", señala Secada.

Para él, gran parte del problema tiene que ver con la mentalidad de los responsables de las empresas peruanas. "La mayoría son dueños de fortunas familiares que han heredado y temen perder el control, por lo que no les gusta trabajar con los mercados de capitales".

Hacerlo los expondría al riesgo de la aparición de inversores mayoritarios que los desplazaran en el control de sus empresas.

Estas y otras razones llevan a expertos como Alberto Ramos, analista de Goldman Sachs para América Latina, a concluir que la integración "es una iniciativa muy bienvenida, ya que hablamos de economías relativamente pequeñas con mercados de valores también pequeños" y puede ayudarlas a "crear un mercado mayor que atraiga a más inversores".

Un precedente poco prometedor

Este no será el primer intento de avanzar hacia una integración económica sudamericana.

Ya en 2010, en el marco de la Alianza del Pacífico suscrita por México, Chile, Colombia y Perú, se creó el llamado Mercado Integrado Latinoamericano (MILA).

Se trató de un intento de integración bursátil en el que también tomó parte México.

Pero los resultados no fueron los deseados.

"El MILA tuvo algunos inconvenientes, principalmente de operatividad. Era muy poco práctico, porque requería tener comisionista y espónsor en cada país, y la gente prefería ir directo al país en el que invertir. Aunque hay operaciones esporádicas, nunca alcanzó el volumen esperado", afirma López.

Los promotores del nuevo proyecto dicen haber estudiado la experiencia del MILA para extraer las lecciones oportunas.

Sin embargo, los expertos advierten otros obstáculos en el horizonte.

"Cada país tiene sus propias condiciones tributarias, sus propias monedas, a veces expuestas a una devaluación gigantesca y una volatilidad alta. Eso impidió darle seguridad y certeza al MILA y eso es lo que habrá que corregir ahora", dice López.

El diferente tipo de cambio en cada país parece algo difícil de resolver.

Por otra parte, están las exigencias de los entes reguladores de los tres países, aunque el escollo principal es el fiscal.

"Puede haber homogeneidad en las condiciones impuestas por las superintendencias, pero cambiar el modelo tributario es más difícil porque para eso hay que implicar a los gobiernos y a los Congresos. Y la diferencia en los impuestos que se pagan en uno y otro país pueden alterar las decisiones de los inversores", explica López.

El analista ve como un signo alentador que esta vez los promotores de la integración bursátil latinoamericana hayan optado por ir paso a paso y gradualmente.

Publicidad