Las criptomonedas han seguido cayendo esta semana, reduciendo en millones el valor de monedas como el bitcoin.
El desplome está afectando a los inversores de todo el mundo, incluido el gobierno de El Salvador: el país centroamericano ha invertido millones de dólares en bitcoins y lo convirtió en moneda de curso legal hace nueve meses, alentando a las personas a usarlo en sus transacciones diarias.
Desde baratijas y tacos hasta gasolina e incluso casas: uno puede comprar casi cualquier cosa en El Salvador con bitcoins.
Comprar con criptomonedas a vendedores ambulantes y cadenas importantes es una experiencia extraordinaria.
Muestra lo lejos que ha llegado el bitcoin desde que se inventó en los foros de internet en 2008.
La decisión del presidente Nayib Bukele de legalizar la criptomoneda significa que, en teoría, ahora debe ser aceptada por todas las empresas, junto con la otra moneda de El Salvador, el dólar estadounidense.
Pero el último desplome de las criptomonedas ha generado más preguntas sobre la política, especialmente sobre el uso de casi US$100 millones de fondos públicos para comprar bitcoins, algo que el presidente celebró en cada ocasión con un tuit.
Los 2.300 bitcoins del país ahora valen la mitad de lo que el gobierno pagó por ellos, pero el ministro de Finanzas ha desestimado las críticas y dice que existe un "riesgo fiscal extremadamente mínimo".
Playa Bitcoin
El lugar donde comenzó el movimiento bitcoin de El Salvador es El Zonte, un pequeño pueblo de surf y pesca en la costa sur.
Aquí, en 2019, un donante anónimo entregó a un grupo de fanáticos de las criptomonedas la primera de muchas grandes donaciones de bitcoins.
Nadie admite saber quién es él o ella, pero el trato fue que el pueblo podía quedarse con las monedas digitales con la condición de que no se convirtieran en dólares.
La idea era crear la primera economía circular de bitcoin del mundo, donde a las personas se les pudiera pagar en bitcoin -un sistema de efectivo a través de internet entre pares- y se usara para la vida cotidiana.
Es una idea radical. En el resto del mundo, el bitcoin se puede usar para comprar por internet, pero excepto en una pequeña cantidad de cafés de moda o proyectos únicos, no ha sido posible usarlo en tiendas comunes.
El Zonte ha recibido hasta ahora alrededor de US$350.000 de su benefactor anónimo, una cantidad significativa para este pueblo destartalado pero hermoso, ahora también conocido como Playa Bitcoin.
Katerina Contreras fue una de las primeras beneficiarias.
Hace dos años, durante la pandemia, le ofrecieron un curso de socorrista y le pareció un buen negocio. Los organizadores pagaron el transporte y la comida de los participantes en bitcoins.
"Luego, durante seis meses trabajamos como guardavidas y nos pagaban nuestros salarios en bitcoins", dice Contreras.
Algunas empresas de la ciudad dicen que han visto un aumento del 30% en el comercio, ya que los turistas de bitcoin, impulsados ??por los canales de YouTube dedicados a las criptomonedas, se sienten atraídos por la novedad de gastar sus monedas digitales en las vacaciones.
Sin embargo, la adopción de esta criptomoneda sigue siendo irregular.
Mis viajes me llevaron a concluir que cuanto más te alejas de la Playa Bitcoin, es menos probable que puedas comprar cosas con la moneda digital.
En esta playa, poco más de la mitad de las empresas con las que me encontré aceptaban bitcoins, pero a 80 minutos en carro de allí, en la capital, San Salvador, es más como una cuarta parte.
Billetera subsidiada
El gobierno dice que no tiene planes de obligar a las empresas a aceptar el bitcoin, aunque deberían hacerlo según la Ley de Bitcoin del país. Hasta ahora se ha limitado a ofrecer incentivos.
El efectivo sigue imperando aquí, con más de la mitad de los salvadoreños que no tienen una cuenta bancaria, pero el presidente Bukele ha invertido US$200 millones de dinero público en una aplicación de billetera de bitcoin subsidiada llamada Chivo.
Cualquiera que descargue la aplicación recibe US$30 en bitcoin por registrarse, lo que puede explicar por qué se ha descargado cuatro millones de veces, en un país de 6,5 millones de habitantes.
Pero mucha gente usa la aplicación para transacciones en dólares, no en bitcoins. A menudo se usa de esta manera, por ejemplo, por personas que trabajan en el extranjero y envían dinero a casa a sus familias, ya que no hay comisiones ni tarifas por hacer transferencias.
Y hay señales de que después del interés inicial, la gente la está usando menos.
Otro incentivo para usarla surgió a fines de febrero, con la apertura del hospital de animales más avanzado del país.
Allí es común ver filas extensas, con personas y mascotas que se refugian debajo de glorietas en espera de su cita. Y eso es porque todo el cuidado de los animales, incluso la cirugía compleja, cuesta solo 25 centavos, siempre que se pague con la aplicación Chivo, y preferiblemente en bitcoins.
El personal dice que el centro se paga con "las ganancias de bitcoin", pero los funcionarios del gobierno no respondieron a las solicitudes para explicar cómo se obtuvieron estas ganancias.
Dinero público
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha estado instando a El Salvador a revertir su decisión de hacer que el bitcoin sea de curso legal, argumentando que es demasiado inestable para este propósito, y economistas locales como Tatiana Marroquín están cada vez más preocupados.
Ella dice que el gobierno no tiene suficiente dinero para ayudar a las personas vulnerables, por lo que no debería correr riesgos invirtiendo fondos públicos en criptomonedas.
Agrega que también hay una falta de transparencia.
"No sabemos exactamente cuándo o con qué dinero compraron bitcoins".
Sin embargo, la ministra de Turismo, Morena Valdez, insiste en que los salvadoreños tienen confianza en el presidente Bukele, a pesar de la caída del valor de bitcoin.
"Sabemos que cada una de las decisiones del presidente se toman en el momento adecuado. La gente tiene mucha confianza en sus decisiones y en cómo va la economía del país", asegura.
Se pensaba que otros países estaban considerando seguir el camino de El Salvador, antes de que comenzara el último colapso en mayo, aunque la República Centroafricana es el único que lo ha hecho.
El presidente del país, Faustin-Archange Touadéra, anunció su decisión en Twitter y describió al bitcoin como "dinero universal".
El Salvador quiere ahora ir más lejos.
El presidente Bukele ha anunciado planes para construir una nueva ciudad, Ciudad Bitcoin, al pie de un volcán que proporcionará energía geotérmica y alimentará una mina gigante de bitcoins.
Espera recaudar el dinero vendiendo US$1.000 millones de dólares de "bonos volcán", aunque estos estaban destinados a salir a la venta en marzo y aún no han aparecido.
Los funcionarios dicen que confían en que podrán recaudar los fondos y pagar una factura de deuda externa inminente de US$800 millones.
Pero la caída de las criptomonedas está aumentando la presión sobre este gobierno, que continúa apostando fuerte por el bitcoin.