Una ola de aversión al riesgo se apodera del mercado y los inversionistas se refugian en instrumentos como el oro, el yen y bonos del Tesoro. La decisión del Banco Central Europeo de adelantar el anuncio de una nueva facilidad de financiamiento barato para los bancos espantó al mercado. Si bien se esperaba que el BCE adoptara un sesgo más expansivo, no se esperaba que ayer hubiese anuncio de medidas, o que se postergara el alza de tasas hasta 2020. Sumado al cambio de sesgo de la Reserva Federal de Estados Unidos, los inversionistas parecen advertir en los bancos centrales una preocupación cada vez mayor sobre el estado de la economía global.

Por otro lado, un sorpresivo desplome de las exportaciones chinas en febrero agrava el temor. El país asiático reveló que sus exportaciones cayeron 20,70% el mes pasado, superando por mucho la contracción de 1,7% que esperaba el mercado. Las importaciones, que se preveía se habían expandido en torno a un 3%, en realidad cayeron 5,50%. Alemania reportó esta mañana una caída de 2,6% en las órdenes de fábrica a enero, mientras los analistas esperaban un alza de 0,5%.

Con el fantasma de una desaceleración en la mira, y sin solución concreta al conflicto comercial entre EEUU y China, las bajas se apoderan de los mercados. La bolsa de Shanghái perdió más de 4% y el Nikkei retrocedió 2%. En Europa, las caídas de mineras arrastran al FTSE 100 y las pérdidas de automotrices llevan a la baja al DAX alemán. El Ibex cae arrastrado principalmente por los bancos. Los futuros de Wall Street también anuncian que los índices extenderán las pérdidas con que cerraron ayer. El dólar hace una pausa tras siete sesiones al alza y a esta hora retrocede frente a las principales monedas.

En Chile, La Moneda prepara un nuevo cónclave del oficialismo, en el que se fijará la estrategia para enfrentar el trámite de las reformas en el Congreso y la arremetida de la oposición.

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