Una investigación reveló que agencias de viajes de Brasil y Chile generaron una estructura de negocio basado en la desesperación de los migrantes haitianos, quienes llegaban a ambos países buscando huir de la pobreza y la violencia en su tierra.
Así lo evidenció un trabajo de The Associated Press en colaboración con el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, y su programa de reportaje de investigación.
Vuelos vacíos llegaban a Puerto Príncipe, la capital de Haití, y regresaban llenos a Sudamérica. Desde noviembre de 2020 hasta mayo de 2022, la investigación documentó al menos 128 charters alquilados por agencias de viajes de Chile y Brasil.
Arrendaban a unos 100 mil dólares el avión de unas 238 plazas y los pasajes los vendían hasta por 1.600 dólares. Un negocio redondo.
Rodolfo Noriega, de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes Chile, dijo a DW (que complementó la investigación) que aquí hubo un aprovechamiento "de esta situación de precariedad y necesidad extrema de las personas para venir a Chile" y vendieron "pasajes indiscriminadamente”.
Por su parte, John Paul Spode, agente de viajes chileno, comentó que “el cliente haitiano, en el caso particular de Chile, es un cliente muy importante. Yo le diría que aproximadamente en el caso nuestro en particular, debe alcanzar entre el 38 y 40 por ciento de nuestros ingresos en particular, tiene que ver con el mercado en general haitiano”.
Muchos haitianos llevaban tiempo viviendo en Brasil y Chile. Otros llegaban a Sudamérica como estación intermedia. Trabajar y ahorrar para luego volar a la frontera de México e ingresar a Estados Unidos.
Pero aquel sueño se convirtió en una doble trampa. Primero, se encontraron con la imposibilidad de pedir asilo: el conocido Título 42, una orden de salud que bloquea esas solicitudes.
Segundo, los devolvían a su país original, Haití, pese a que muchos llevaban ya años asentados y con descendencia en Chile o Brasil.