La variante B.1.6172 del coronavirus, conocida popularmente como variante delta, es catalogada actualmente como la que podría ser la dominante en el mundo.
Esto a raíz de su alto nivel de transmisión, pues tiene un 60% más de transmisibilidad que la variante alfa, la surgida en Wuhan, China, a fines de 2019.
Lo anterior ha permitido que se extienda por más de 80 países alrededor del mundo, entre los que se ubican China, Estados Unidos, zonas de Europa y Sudamérica, como Argentina, Brasil, Perú, México y ahora Chile.
Por lo mismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha clasificado como una "variante de preocupación", pues al presentar una mayor capacidad de contagio, podría producir una enfermedad más severa y menos neutralizada por los anticuerpos generados por la vacunación o contagios previos, según consignó Deutsche Welle.
La variante en Chile
La mañana de este jueves el Ministerio de Salud (Minsal), confirmó que se detectó el primer caso de COVID-19 con variante Delta en Chile.
Se trata de una mujer de nacionalidad chilena, de 43 años, que reside en Estados Unidos, viajó a Chile, y luego se trasladó a la zona sur del país.
"Hemos confirmado la presencia de una paciente con la variante delta y desgraciadamente se demostró que es un paciente que tiene variante Delta", precisó el ministro de la cartera, Enrique Paris.
Según detalló el titular de Salud, las medidas que se pueden adoptar con el plan Paso a Paso "no tiene mucho que ver con esta cepa".
¿Cuáles son los síntomas de la variante delta?
Los principales síntomas registrados en pacientes británicos son dolor de cabeza, dolor de garganta y secreción nasal.
En esa línea, el epidemiólogo del King’s College de Londres, Tim Spector,. afirmó a BBC Mundo que las personas más jóvenes que contraen la enfermedad a través de la variante delta pueden sentirse "más como si tuvieran un resfriado fuerte".
Sobre lo mismo, el experto precisó que síntomas asociados típicamente al COVID-19, como tos, fiebre y pérdida de olfato o gusto son menos comunes.
Sin embargo, síntomas como tos continua, fiebre y pérdida o cambio en el olfato o el gusto siguen siendo los más importantes a la hora de analizar el estado de salud propio y definir la oportuna atención médica.