La Superintendencia de Educación Superior inició un proceso administrativo sancionatorio contra la Universidad de Los Andes luego del suicidio de Catalina Cayazaya, una estudiante denunció situaciones de maltrato y acoso por parte de sus profesoras.

La joven estudiaba la carrera de Terapia Ocupacional en la Universidad de Los Andes y se quitó la vida el pasado 16 de marzo, a sus 26 años.

Tras una extensa investigación, la Superintendencia de Educación Superior detectó graves irregularidades en la gestión de las denuncias realizadas por la joven y sus compañeras.

Ante esto, se acreditó que en su primer internado, Catalina Cayazaya enfrentó situaciones de “hostigamiento y maltrato”, por parte de la docente de práctica y la kinesióloga. Se determinó la sanción de las académicas Paola Manghi y Valeria Zamora.

La denuncia tras el suicidio de Catalina Cayazaya

Fue en abril cuando Carolina Cors, la madre de Catalina Cayazaya, denunció la situación a través de redes sociales, donde aseguró que su hija sufrió una serie de irregularidades mientras cursaba su quinto año de terapia ocupacional en la Universidad de Los Andes, carrera a la que ingresó en 2017.

En conversación con 24 Horas, la mamá la describió como “una niña llena de vida, era una persona optimista, siempre tenía ganas de hacer cosas, disfrutaba con lo que fuera. Salía a pasear a los perros y era feliz”.

A través de redes sociales, Carolina Cors contó que su hija “pasó los primeros 4 años sin problemas, querida por sus pares y profesores. Hasta que en 2022 inició el internado. En un lugar donde está normalizado el maltrato a los internos en las carreras de la salud”.

Sin embargo, en su primer internado, habría sido víctima de “insultos y faltas de respeto” por parte de una tutora, situación que comentó con su profesora a cargo “sin ningún resultado”.

Luego de sufrir malos tratos y haber sido reprobada sin mayor explicación, Cors detalló que su hija denunció la situación ante la universidad. “Nadie la escuchó. Fue tratada de 'sensible', como si serlo fuera algo negativo”, agregó.

De acuerdo con la denuncia, las autoridades de la universidad decidieron citar por separado a las alumnas que respaldaban a Catalina, acusándolas de mentirosas e incluso habrían sido amenazadas con ser suspendidas del internado. Debido a eso, la joven presentó su primera licencia psiquiátrica, pues estaba “destruida y sin esperanzas”.

Pero en el segundo internado nada mejoró. Extensas jornadas de 11 horas diarias, atendiendo hasta 12 pacientes en 45 minutos y muchas veces “sin supervisión”. Acciones que también fueron notificadas a la profesora a cargo, quien “tampoco hizo nada”, según se desprende de la carta.

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