Fueron 488 días en que Felipe Osiadacz junto a Fernando Candia estuvieron privados de libertad en Malasia luego de ser declarados culpables del asesinato de un travesti en el hall del hotel donde se hospedaban en agosto de 2017.
En un principio se les explicó que solo estarían un par de días recluidos debido a que la policía que llevaba el caso les explicó que, gracias a las cámaras de seguridad, se evidenciaba que había sido un "accidente" y que fue la otra persona quien trató de agredirlos desde un principio.
Sin embargo, días después el cónsul de Chile les explica que serán procesados por homicidio y trasladados a una cárcel de alta seguridad a 45 kilómetros de Kuala Lumpur, sin confirmarles cuánto tiempo pasarán en ella.
Felipe Osiadacz, en una entrevista exclusiva a T13, reveló detalles de su paso por aquella prisión y de los complejos momentos que vivió encerrado junto a los demás reclusos.
Hacinamiento en una celda de 30 metros cuadrados junto a las altas temperaturas y humedad, fue el ambiente que vivió durante la espera de un proceso judicial que avanzaba lento en la corte de justicia de Malasia.
"Los primeros seis meses fueron aterradores. Una experiencia que no se la doy a nadie. Uno tenía que defecar en el piso, en una esquina, y después juntar agua y tirarlo para que se fuera por un conducto que se había hecho a golpes para que saliera, y si no, la gente dejaba las fecas ahí".
La alimentación fue otro tema que vivió duramente, junto a sus consecuencias, por la falta de higiene y de contaminación en los alimentos.
"Imagínate que te daban todos los días un pescado que te hacía salía salir ronchas negras en el cuerpo. Yo muchas veces defequé sangre por meses, me daban espasmos en el estómago por lo mismo, porque agarraba los virus que estaban en el ambiente, en las bandejas, en la misma gente que repartía las comidas", señaló Osiadacz.
"Tú tenías que comer el arroz con la mano porque no hay servicio. Tenías que tratar de comer el arroz que no tocaba la bandeja porque ésta, en el fondo, tenía un sarro negro que era resbaloso, como moho", detalló el joven chileno.
Frente a este escenario, y cuando se enteraron de la apelación al caso por parte de la fiscalía, Osiadacz indicó que "le rogaba al universo que me llevara durante el sueño, quería dejar de vivir ese sufrimiento que estaba viviendo, tan intenso, tan fuerte, tan terrorífico, tan lamentable".