Tras el impasse con la ministra Jara, la senadora y presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, asegura que “el objetivo de terminar con las AFP tiene que estar relacionado con que se produzca un efecto en el monto de las pensiones y que, en el futuro, se incorporen elementos de seguridad social”. Además, plantea que desde el PC hay “una crítica permanente al Gobierno y al Presidente” y se muestra partidaria de las multas por no votar, pero con sanciones “que no sean imposibles de cumplir”. 

En entrevista con Ex-Ante, la senadora Paulina Vodanovic entregó detalles de su visión respecto a la reforma provisional y cómo ésta ha sido abordada desde los distintos sectores.

—¿Cómo ha visto el debate de la reforma previsional? ¿Qué mirada debiese primar desde el oficialismo en la discusión?

—La comisión técnica ha hecho varias propuestas de muy buen nivel. Pero falta tomar la decisión política de cuáles van a ser los acuerdos que se adopten. La etapa técnica ya está agotada, y debiéramos buscar las distintas alternativas para que, tomando los insumos que aporta la comisión, podamos llegar a establecer los marcos de lo que se va a discutir en el Congreso.

¿Qué debiese tener, como elemento esencial, la propuesta que empieza a discutirse en la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado?

—Aquí están enfrentados, desde el mundo de los principios, por una parte, la defensa acérrima que ha hecho un sector de la derecha del sistema previsional y su oposición a incorporar elementos de solidaridad, y otros, que creemos en la verdadera seguridad social. Entonces, conjugar ambos elementos resulta bastante complejo. Lo que tiene que estar en el centro de la discusión es cómo se cumplen los objetivos para los cuales se ha propuesto esta reforma. Básicamente, es entregar mejores pensiones a los chilenos y chilenas. Recalco a las mujeres, porque hay una enorme brecha de género todavía. Y esto, para que se produzca un efecto ahora, no en 25 años más, como plantean algunos.

—Sin embargo, desde el Gobierno también han puesto como objetivo principal terminar con las AFP. ¿Comparte esa postura?

—El objetivo de terminar con las AFP tiene que estar relacionado, finalmente, con que se produzca un efecto en el monto de las pensiones y que, en el futuro, se incorporen elementos de seguridad social. Las propuestas que se han conocido hasta ahora van en ese sentido. Terminar con las AFP como las hemos conocido hasta ahora, en el sentido de separar las funciones, separar la administración de las inversiones, cambiar el modelo de negocios, y que eso tenga un correlato en el monto de las pensiones.

—Dado el escenario en el Congreso, ¿ve factible terminar con las AFP? Esta semana usted protagonizó una polémica con la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PC). ¿Ve una tensión entre la idea y la realidad?

—Por eso digo. La idea es cambiar el modelo de negocios y que esto tenga un correlato en las pensiones. La idea original que era derogar el decreto ley 3.500 finalmente se abandonó. Y la discusión que se dio durante estos días tenía que ver con que muchas veces se acusa al Gobierno de no haber hecho concesiones en este proyecto. Y la verdad es que se ha cambiado desde la idea primitiva que era la derogación del decreto ley 3.500, que el que crea el nuevo sistema de pensiones —las AFP—, a buscar cambios importantes en el modelo de negocios, de manera tal que tengamos separada la industria, separada las funciones, y que eso tenga un importante efecto en las pensiones.

—¿Cree, entonces, que el Gobierno ha ido optando por el realismo?

—No, yo no diría eso. Finalmente, cuando uno tiene que buscar la finalidad de esto, que es mejorar las pensiones, hay que buscar la fórmula de llegar a ello. No tenemos mayorías en el Congreso, pero yo creo que se ha hecho un esfuerzo desde el Gobierno, también desde la ministra Jara y, particularmente, desde la comisión técnica, para ir buscando distintas alternativas que permitan avanzar en este proyecto. Lo peor que nos puede pasar en la vida es enamorarnos de nuestras propias ideas. Entonces, hay que buscar cómo, con cierta creatividad, pero manteniendo los principios que guían la reforma previsional —básicamente, el de la seguridad social—, llegar a alguna solución.

—¿Cree que existe disposición de la oposición para llegar a un acuerdo? ¿O, a su juicio, han puesto demasiadas líneas rojas?

—Yo creo que el problema que tenemos en la política hoy es que se discute demasiado por la prensa. Y, evidentemente, que en público todos van a buscar fortalecer su posición frente a los propios. De manera tal que, para hacer un diálogo sereno, me parece que el escenario tiene que ser el de la propia Comisión de Trabajo que, tomando los insumos técnicos, logre avanzar sin tanta grandilocuencia mediática, sino más bien atendiendo a la finalidad que se ha propuesto, que es mejorar las pensiones. 

—Una comisión que tiene mayoría de oposición, entonces el escenario es difícil…

—Pero la parte técnica, yo creo, está bastante bien cubierta. Creo que hay una confianza muy transversal en que las propuestas de la comisión técnica son sostenibles y pueden producir, finalmente, el efecto buscado.

—¿Cómo observa el debate que ha surgido a partir de la existencia de sanciones por no votar?

—Aquí hay una propuesta de volver al voto obligatorio en base a la experiencia del llamado voto voluntario, donde se ha ido perdiendo el correlato de los derechos con la obligación que tienen los ciudadanos de concurrir a votar, elegir las autoridades y pronunciarse acerca de lo que ocurre en el país. Ahora, para que esto sea verdaderamente una obligación, tiene que haber una sanción. Coincido con algunos en que el monto puede ser alto y me parece que la solución no es tan difícil. En la comisión mixta probablemente se llegue un monto que dé garantías de que las personas entiendan que hay una sanción, pero que no sea una sanción imposible de cumplir para quienes resulten castigados.

—¿Qué le pareció que diputados de su partido —Raúl Leiva y Leonardo Soto— lideraran el rechazo a las multas en la Cámara?

—Escuché al diputado Raúl Leiva decir que siempre habían estado por las sanciones, pero que ese monto les parecía alto, y que lo habían hecho con la voluntad de que esto se volviera discutir en la Comisión Mixta.

—¿Y fue una buena táctica?

—Es la fórmula que hay cuando no se logra llegar a acuerdos. De todas formas, se sabía que este proyecto volvería a la Comisión Mixta. Es atendible la estrategia que usaron los diputados.

El Partido Comunista ha protagonizado distintas polémicas en las últimas semanas, que lo han puesto en tensión con el Gobierno y los partidos del oficialismo ¿Cómo están, actualmente, las relaciones entre el PS y el PC?

—Las relaciones políticas son más que hechos puntuales. Nosotros somos miembros de una alianza de Gobierno, con todas las dificultades y las diferencias que podemos tener los nueve partidos que estamos incorporados a ella. Yo no dramatizo las diferencias en democracia. Más bien, me parecen normales. Por lo tanto, no tengo mayores comentarios sobre esto.

—Pero han existido diferencias públicas, por ejemplo, en materia de pensiones o de subsidio eléctrico, entre el PS y el PC. También las distancias que se han visto con el Gobierno. ¿Qué le parece ese escenario?

—Yo no veo que las diferencias del Partido Comunista sean sólo con el Partido Socialista. Creo que hay una distancia y una crítica permanente del Partido Comunista al Gobierno y al Presidente Boric muchas veces. En materia internacional fue muy evidente. Pero las relaciones son en base a que formamos parte de una alianza de Gobierno. Recién cerramos un pacto municipal incluyendo a la Democracia Cristiana, en algo bastante inédito. No es fácil llegar a esos acuerdos, pero hay que concentrarse en aquello en que tenemos visiones parecidas, para poder continuar una relación. Y es evidente también que ambos partidos, el PS y el PC, tenemos diferencias bastante profundas y somos partidos distintos.

—En ese sentido, ¿cree que este bloque de unidad se puede proyectar para las elecciones del próximo año?

—Es muy anticipado pensar en eso. El Presidente quisiera que esta alianza de Gobierno —no estoy incluyendo a la Democracia Cristiana en ello— fuera su legado. Pero todavía falta bastante para poder asegurar aquello.

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