El cambio de clima tras el paso de verano a otoño no solo da la bienvenida a los días más frescos y hojas caídas sino que también a los resfríos y enfermedades respiratorias, como los virus parainfluenza que cada vez toman mayor protagonismo.
¿Qué es la parainfluenza?
Los virus de parainfluenza son un grupo de al menos cuatro tipos de paramixovirus. Estos son responsables de generar infecciones respiratorias comunes, pero también pueden provocar enfermedades más graves.
Las infecciones que puede causar son de carácter alto, es decir, que comprometen nariz y garganta, causando congestión. O bien, bajas, ocasionando inflación de los bronquios con obstrucción o neumonitis.
El grupo que se puede ver más afectado por estos virus son las personas con problemas de salud que involucren déficit inmunitario.
Esta condición se presenta en enfermedades de carácter hepático o renal, diabetes, VIH, SIDA, en quienes reciben algún tratamiento de inmunosupresores y en otras enfermedades crónicas.
A este grupo de riesgo se les suman los niños menores a cinco años puesto que aún están desarrollando su sistema inmune. Además de los adultos mayores.
Tratamiento
Este tipo de virus no cuenta con un tratamiento específico. Por lo que los medicamentos que se administran para atenderlos apuntan a los síntomas que presentan los pacientes como dolores y fiebre. Bajo esa lógica, también es recomendada la hidratación abundante.
Durante el otoño e invierno es la época de mayor propagación de estos virus. Este puede ser contraído fácilmente mediante el contacto directo de una persona a otra, o bien por las secreciones nasales y de garganta.
La parainfluenza es contagiosa, sin embargo, no se conocen cifras exactas que permitan evidenciar el número de casos puesto que en muchas ocasiones se presenta de forma leve y es atendido en el hogar.
"Estamos conociendo su real alcance en los últimos años, sospechamos que hay muchos más casos que los alcanzamos a identificar" indicó Sebastián Ugarte, jefe de la unidad de paciente crítico de Clínica Indisa.
Cuidados y formas de prevención
Al igual que otros virus, las precauciones básicas son el lavado de manos, uso de mascarillas en espacios con de alto riesgo de contagio como trasporte público y centros de salud son claves. Importante igualmente mantener una alimentación rica en vitaminas como lo son la C y D.
