Durante la temporada de verano en Chile, los incendios forestales suelen aumentar en número y magnitud debido a las altas temperaturas que se registran en el Norte Chico, Zona Central y Sur del país, principalmente.

Debido a su desarrollo, voluntarios de bomberos y brigadistas de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) recurren a distintos métodos para poder combatir los siniestros.

Y, derribando cualquier mito, el uso del agua para poder controlar los incendios forestales no es el único camino para lograrlo.

Por una parte, en un momento del combate al fuego es trascendental el control del incendio, que consiste en contener el avance de las llamas, extinguiéndolas directamente en su avance o rodeando el fuego con una línea de control para que no siga propagándose.

Métodos de combate: Directo e indirecto

De acuerdo a lo recogido por Conaf, el combate al fuego se puede catalogar de directo o indirecto.

El directo tiene que ver con el control del incendio extinguiendo el fuego en el frente de avance, el cual se llama cabeza del incendio, y en otros sectores activos.

Para ese fin, los brigadistas cubren el fuego con tierra lanzada con palas, enfrían con agua y cortan la continuidad de vegetación combustible en el mismo borde del incendio.

El método directo se emplea en vegetación de poco tamaño o en incendios que están comenzando, en sectores menos intensos de un incendio mayor; y para extinguir los pequeños focos de fuego originados por las brasas transportadas por el viento.

Entre sus beneficios está el reducir la superficie y el daño al mínimo, mientras que el borde del incendio queda extinguido de inmediato; y si se usa agua es el método más efectivo.

Sin embargo, expone al personal al humo y al calor y se pueden producir accidentes transitando para hacercarse a las llamas. Junto con ello, las pavesas -brasas movidas por el viento- pueden encender llamas que encierren al personal, especialmente en laderas.

Método indirecto

El método indirecto contempla que el control del incendio se haga rodéandolo. En otras palabras, encerrándolo en una línea de control a cierta distancia de la cabeza del incendio y de sus lugares activos. Debido a que a esa distancia no es posible lanzar tierra o agua, el combate se basa en eliminar o interrumpir la continuidad de la vegetación.

Dicho método se utiliza cuando el calor y el humo impiden el trabajo del personal; si el terreno es de topografía abrupta; si la vegetación es densa; si la propagación es rápida; si hay emisión de pavesas; si el frente es muy amplio; y en incendios de copas.

De hecho, se utiliza generalmente cuando no es posible el ataque directo, pero una de sus ventajas es que es el más seguro para el personal y su utilización permite sostener más tiempo el trabajo, con mejor rendimiento. ¿La desventaja? Se sacrifica la vegetación que puede ser valiosa.

Sin embargo, hay una variante de combate indirecto, que contempla la utilización del contrafuego, que se utiliza para quemar vegetación en zonas más amplias y creando un fuego que logre avanzar contra el incendio forestal, quemando combustible en la trayectoria que lleva el incendio. Cuando los dos fuegos se encuentran, el incendio se extingue por falta de combustible. Es un recurso extremo, dado que existe la probabilidad que sea inmanejable y empeore la situación.

Y otra forma de ataque indirecto, es el método paralelo, donde se construyen cortafuegos paralelos a los bordes del incendio, flanqueando al incendio, desde la cola hacia la cabeza.

Tras controlarse el avance del incendio, se inicia la etapa de liquidación, donde se extingue todo el siniestro en el borde de éste y al interior de la línea de control.

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