El sábado 27 de abril murió el soldado Franco Vargas, conscripto del ejército cuyo caso ha generado revuelo durante la última semana al ocurrir en medio de una actividad al aire libre.

A las críticas a la institución por los hechos que terminaron con la vida del soldado Vargas y con otros 22 soldados con problemas respiratorios, se sumó este lunes el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), que exigió al Ejército que erradique "ofensas homofóbicas" de su vocabulario.

El reclamo del Movilh surgió después de que Sebastián Andrade, el abogado que representa a la madre del conscripto fallecido, declarara en una entrevista con Chilevisión que el joven dijo a su instructor que no se sentía en condiciones de salir a caminar, pero que el coronel repetidamente lo trató de cobarde y "maricón".

El encargado de DDHH del Movilh, Ramón Gómez, manifestó que "este relato nos indigna especialmente, pues da clara cuenta de que coroneles o instructores militares utilizan conocidas ofensas homofóbicas, como lo es el vocablo maricón, para denigrar, denostar y hasta torturar a uniformados".

"Todo tipo de tortura u humillación es deleznable, pero los discursos de odio que acompañan estas horrorosas prácticas incrementan la gravedad de los abusos”, agregó.

En ese sentido, dijo que esas instrucciones "que utilizan ofensas homofóbicas envían una señal de terror y amenaza a todos/as los/as uniformados/as LGBTIQ+, además de promover entre uniformados heterosexuales el odio o el desprecio hacia la diversidad sexual y de género".

"Exigimos al Ejercito que en sus investigaciones en torno a este caso también sancione las ofensas homofóbicas o discursos de odio y adopte medidas para prevenirlas y erradicarlas", enfatizaron.

"Se nos obligó a marchar 10 kilómetros a polera y calza"

Uno de los conscriptos que participó en la marcha donde murió Vargas y que ya fue dado de alta tras problemas respiratorios, entregó el fin de semana su testimonio de lo vivido.

“Se nos obligó a sacarnos el cargo de protección para el frío, estuvimos a polera, con camisa nomas, yo exigí ponerme guantes y se me negó. Se nos obligó a sacarnos el gorro que es como una bufanda y se nos obligó a marchar 10 kilómetros a polera y calza”, mencionó Cristóbal Sanhueza, conscripto de la 3ra Compañía Infantería.

A pesar de que el joven no pertenecía al mismo pelotón ni unidad que Franco Vargas, conoció al joven en el avión y ambos sufrieron tratos violentos en el ejército. 

“Se había visto un enfermero que te hacía bullying por estar enfermo, a mí se me trató de maricón, de cobarde, por vomitar, por sentir frío y por no sentirme apto para algunas pruebas que se hicieron en campaña”, agregó. 

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