Tras ingresar al Sistema de Aseguramiento de la Calidad, la Superintendencia de Educación realizó su primera fiscalización a 602 jardines infantiles con el objetivo de verificar si poseían los reglamentos internos exigidos, si tenían personal idóneo para trabajar con niños, buenas condiciones de seguridad y si cumplían con la norma sanitaria.
De esta manera, la revisión determinó que 337 establecimientos, lo que equivale al 56%, no estaban totalmente en regla, y que cuatro de cada 10 jardines no tenía normas de convivencia o estas no cumplían los contenidos mínimos, según constató La Tercera.
Por otra parte, el 17% tenía faltas de salubridad y el 14% tenía protocolos inadecuados para el resguardo de niños o no los presentaba, mientras que el 29% tenía contratados a trabajadores que no poseían títulos o certificados.
Frente a estos casos, la superintendencia inició procesos administrativos con los jardines y que así ellos puedan presentar sus descargos. De no cumplir con la normativa, los establecimientos pueden ser multados.