Fueron cuatro días de visita, después de 30 años un Papa visitó Chile y su presencia no pasó inadvertida; desde los cortes de tránsito que incomodaron a muchos, hasta las actividades masivas, el reconocimiento de la vergüenza por los casos de abusos sexuales de parte de sacerdotes a menores de edad, y la polémica por el obispo de Osorno, Juan Barros, varios hechos marcaron la visita apostólica de Francisco al país.
Martes 16: Dolor, perdón y misa masiva
"No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia (...) Es justo pedir perdón y apoyar con toda la fuerza a las víctimas", dijo el Papa sobre los abusos de parte de sacerdotes a menores de edad, y lo hizo durante su visita a La Moneda en el marco de la recepción por la visita de Estado a Chile el martes 16 de enero. En ese momento fue aplaudido y su gesto valorado por varios sectores, aunque las víctimas de Fernando Karadima lo calificaron como "un titular vacío".
Luego, en la masiva misa que encabezó en el Parque O'Higgins, que terminó siendo la más masiva de las tres realizadas en el país, el Papa tuvo el primer contacto con los miles de fieles que lo esperaron incluso durante toda la noche. El encuentro fue emotivo y estuvo lleno de simbolismos, el Pontífice se dio el tiempo de recorrer todo el lugar en el papamóvil, siendo aclamado por quienes lo esperaron. Luego, en su homilía, habló de justicia y de la solidaridad que caracteriza al pueblo chileno. "Qué bien nos hace pensar que Jesús desde el Cerro Renca viene a decirnos 'bienaventurados'... ¿Querés paz? Trabajá por la paz", dijo en esa oportunidad.
Durante la tarde del martes en tanto, tuvo uno de los encuentros más emotivos del viaje por Chile. La visita al Centro Penitenciario Femenino mostró según varios expertos en el Pontífice, la esencia de su pontificado, se acercó a las reclusas, las escuchó y pidió por ellas.
Más tarde además trascendió que Francisco recibió a víctimas de abusos sexuales en privado durante su descanso en la Nunciatura Apostólica en la comuna de Providencia.
Miércoles 17: Intensa agenda entre La Araucanía y Santiago
En medio de un tenso clima por la quema de iglesias católicas en la Región de La Araucanía, el Papa emprendió el vuelo muy temprano hacia Temuco, donde ofició misa en el aeródromo de Maquehue. Allí se vio menos gente que lo estimado, sin embargo su homilía estuvo marcada por la defensa del pueblo mapuche. Saludó en mapudungún "Mari, Mari, küme tünngün ta niemün", y aseguró que "la violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa. Por eso decimos no a la violencia que destruye, en ninguna de sus dos formas", en una clara referencia a lo ocurrido previo a su visita y al clima constante que se vive en la región.
Allí además se reunió con un grupo de mapuches, con víctimas de la violencia rural y un inmigrante, con quienes entre otras personas, almorzó.
De vuelta en Santiago, el Papa asistió a uno de los encuentros más alegres de la visita. En el Templo Votivo de Maipú, cerca de 40 mil jóvenes gritaban a todo pulmón "¡esta es la juventud del Papa!", aunque algunos exhaustos con los más de 30 grados de calor caían desmayados. Allí Francisco les habló de forma franca y directa, y los instó a "usar la contraseña", señalando "¿qué haría cristo en mi lugar?". Además citó la canción "Aquí" del grupo La Ley, lo que fue celebrado y aplaudido por los jóvenes.
Tras un encuentro en la Universidad Católica, el Papa recorrió Santiago por última vez en papamóvil, tomándose un extenso tiempo en saludar y bendecir a quienes lo esperaban en las afueras de la Nunciatura Apostólica.
Jueves 18: Polémica y despedida
La presencia del obispo de Osorno, Juan Barros, en todas las actividades públicas del Papa Francisco fue empañando poco a poco la visita apostólica, hasta tomarse casi por completo los comentarios y las preguntas de la prensa al Pontífice. Barros, acusado por las víctimas de Fernando Karadima de ser encubridor de los abusos del ex párroco de El Bosque, aseguró haber sido respaldado por el Papa. Sin embargo, durante la mañana de este jueves la polémica terminó por estallar cuando el propio Francisco respondió a una periodista de radio Biobío que "no hay una sola prueba contra el obispo Barros", marcando por completo la última etapa de la visita apostólica.
Pese a esto, al aterrizar el avión que lo trasladaba desde Santiago, se hizo público que durante el viaje ofició el matrimonio improvisado de dos tripulantes de la aeronave, demostrando la faceta más cercana del Pontífice hacia los fieles.
Todo lo sucedido con Barros antecedió a la misa que tuvo apenas 90 mil asistentes -se habían estimado al menos 200 mil personas y la postal desde el aire daba cuenta de la falla en la planificación- durante la cual, defendió la labor de los inmigrantes, llamando a valorar el aporte que hacen al país.
Tras recorrer la ciudad de Iquique en papamóvil, almorzó con el séquito papal en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, lugar donde también recibió a un familiar de una víctima de derechos humanos durante la dictadura, y en su camino hizo detener el vehículo que lo trasladaba para asistir a una carabinera que cayó de su caballo a su paso.
En horas de la tarde fue despedido por la Presidenta Michelle Bachelet en el aeropuerto Diego Aracena de Iquique, desde donde despegó su avión rumbo a Lima, Perú, siguiente parada de su viaje apostólico número 22. Tras despedirlo, Bachelet destacó el llamado de unidad que realizó el Pontífice "independiente del credo" de cada persona.
La visita de Francisco sin duda, no pasó inadvertida para los chilenos.