Los 36 días que ha durado el juicio en contra de Mauricio Ortega por el femicidio frustrado de Nabila Rifo, estuvieron marcados por las del único imputado alegando inocencia, la de la víctima responsabilizándolo, la aparición de dos testigos que lo exculpan, las contradicciones de los testigos y hasta el involucramiento de la Presidenta Michelle Bachelet a través de las redes sociales.

En mayo del año pasado, la víctima de 28 años fue encontrada con múltiples fracturas y sin sus globos oculares tras sufrir una agresión en Coyhaique.

Para este martes se espera el veredicto en el Tribunal Oral en lo Penal de Coyhaique.

La Fiscalía, que durante las 22 audiencias presentó 24 pruebas documentales, 22 informes periciales, 63 testigos, 27 peritos y una decena de pruebas materiales, pide 29 años de cárcel por varios delitos: 12 años y 183 días por femicidio frustrado, 15 años por mutilación reiterada, 300 días por amenazas y 540 días por violación de morada violenta.

Ortega alega inocencia

El proceso comenzó el 13 de marzo con la declaración de Ortega, en la primera audiencia, la ex pareja de la agredida alegó inocencia.

Sobre la noche de la agresión a Rifo, el 14 de mayo de 2016, recordó: “A Nabila se le pasan mucho los tragos, me empezó a insultar, a los invitados, se levanta la polera, muestra sus senos, estaba sin ropa interior. Eso me molestó, pero no le tome mucha importancia (…) Cuando veo esta situación, no le dije nada, casi no crucé más palabras con Nabila, porque cuando está con un poco de bebida no hay diálogo. Yo estaba tranquilo; incluso, la traté muchas veces de tranquilizar”.

El testimonio de Nabila

El noveno día de audiencias, fijado para el 23 de marzo, era uno de los más esperados, pues fue el turno de Nabila Rifo de prestar declaración.

La víctima relató su versión de los hechos. En la oportunidad comentó que salió de su casa “despacio, el portón estaba con candado y las llaves estaban en el clavito. Abro, dejo todo colgado en el clavo y dejo el portón abierto. Ahí sale Mauricio, yo iba por Lautaro hacia arriba y Mauricio me decía ‘vuelve’, y empieza a seguirme. Después, lo espero un poco, me decía no peleemos, íbamos caminando, cruzamos Monreal y quedamos frente a frente (…) Ahí se puso a alegar, le dije que al otro día me iba a ir, que era insolente, insoportable, y en eso me doy vuelta y siento que me pega con una piedra en la cabeza. La primera que sentí, me llegó a retumbar, me bajó todo lo que había tomado; la segunda igual, era una piedra muy grande, y con la tercera quedo inconsciente. Con el primer golpe me botó al pasto y de ahí ya no doy más, quedo mirando para arriba, me hice como la muerta para que no me siga pegando”.

Ante la consulta de por qué en una primera instancia exculpó a Ortega del ataque, dijo: “Sentía que todavía quería a Mauricio y cuando me fueron a preguntar yo quise defenderlo diciendo que había sido otra persona, no lo quise culpar a él”.

Sobre la razón que la motivó a cambiar sus dichos, explicó que se debió a sus hijos.

“Cuando volví a Coyhaique, vi a mis hijos, los toqué y no me reconocían. Los más grandes lloraban igual, yo decía cómo los voy a ver, cómo los voy a vestir, cómo los voy a sacar a pasear. Yo sufrí demasiado, por eso dije la verdad“, comentó.

Los testigos que exculpan a Ortega

La semana pasada, el testigo de 17 años que dio aviso a la policía de la pelea en que fue agredida Rifo, aseguró que el atacante tenía una contextura física distinta a la de Ortega.

“La persona que vi ese día, al pararse dos veces, se notaba de lejos que era una persona alta y delgada. Y con todo respeto, el imputado es chico y gordo (…) era una persona alta, de 1,70 a 1,75 metro. Estaba vestida de negro, completo”.

A este relato se agregó el de una adolescente de 14 años, quien en el último día de audiencias confirmó lo dicho por el joven de 17, quien la acompañaba el día del ataque.

"Él no es. O sea, por lo que nosotros vimos, que fue una persona alta, delgada y él es todo lo contrario a lo que nosotros vimos", señaló.

La primera versión de Nabila

La sargento Carolina Norambuena, la encargada de tomarle la declaración a Nabila Rifo tras los hechos tras el incidente, manifestó que la agredida le dijo que Ortega la había tratado de "mal agradecida y que era una puta de mierda".

El diluyente

Roberto Gutiérrez, suboficial mayor de la 1ª Comisaría de Coyhaique, dialogó con Ortega en las horas posteriores al ataque y durante el juicio recordó que le llamó la atención “el olor a diluyente que tenía” y que tuviera “las manos heladas".

El diluyente dificulta la búsqueda de rastros de sangre. El hecho ya había sido consignado por peritos del Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar).

La sangre y el ADN

Pese a que durante el sexto día del juicio el personal del Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar) dijo que no había encontrado restos de sangre en las ropas de Ortega, en la jornada siguiente surgió nueva información.

La perita bioquímica Paulina Rivera manifestó que se halló sangre de la víctima en un polerón del imputado, aunque este no habría sido ocupado en la noche del ataque.

En esa ocasión, también se supo que se encontró el ADN de Ortega en los trozos de hormigón con los que fue golpeada Rifo. La defensa cuestionó la prueba, asegurando que la medición no se realizó con la normativa actual.

Las contradicciones de los testigos clave

Leonor Castro, Fernando Vilches y Juan Mendoza participaron de la fiesta que antecedió la agresión a Nabila Rifo, quienes en el estrado modificaron sus declaraciones iniciales.

En principio, Castro le dijo a Carabineros y la Fiscalía que Ortega se había molestado cuando la víctima dejó al descubierto sus senos durante la reunión, sin embargo en el juicio le bajó el tenor a esa reacción. “En ningún caso vi violencia”, comentó.

De la misma línea fue lo sucedido con Mendoza, quien trabaja con el imputado en el taller mecánico. Primero manifestó que tuvo que contenerlo para evitar una escalada de violencia luego que Rifo se exhibiera semidesnuda, que “había explotado de rabia”. En la audiencia manifestó que lo habían “calmado”.

La versión del perito forense de la defensa

Luis Ravanal, perito de la defensa de Ortega, entregó los resultados de los análisis de ADN encontrados en la víctima e informó que existían muestras de una tercera persona, cuyo nombre Rifo no ha informado.

En esa ocasión, el forense también aseguró que la agredida presentaba 2,26 gramos de alcohol por litro de sangre, lo que explicaría la pérdida de memoria que la habría afectado para recordar el detalle de los hechos.

La versión de los hijos

La funcionaria de la SIP de Carabineros, Nicole Huinca, fue la encargada de aportar la declaración de los hijos de la víctima, de 10 y 12 años, sobre el día en que se produjo la agresión.

En la ocasión, contó que los menores escucharon gritos y vieron a su padrastro en actitud agresiva contra su madree, por lo que se contactaron vía mensaje de texto con su tía para que fuera a buscarlos cerca de las cinco de la mañana. En ese momento, el más pequeño de ellos escuchó a Ortega amenazar de muerte a Rifo.

Una extraña llamada

A las 14.42 horas del 14 de mayo de 2016, cuando Nabila Rifo se encontraba hospitalizada, desde su teléfono aparece una llamada realizada a Mauricio Ortega, pese a que el imputado luego reconoció que no estaba en poder de los celulares de ninguno de los dos. El aparato de ella apareció bajo el colchón en la casa que compartían.

La declaración del sobrino de Ortega

Jorge Ortega, sobrino del imputado, declaró que su tío “era un persona buena, respetuosa, preocupada de sus hijos, no tengo ninguna cosa mala que decir”.

También descartó que se tratara de una persona violenta, pese a que en un testimonio inicial a Carabineros comentó que se "aceleraba" cuando bebía alcohol. Aseguró que esos primeros dichos fueron hechos bajo presión de la policía uniformada. “Me estaban echando la culpa a mí y después que culpara a Mauricio”.

El sobrino ya había sido vinculado a una cartera que, supuestamente, le habrían robado a Rifo, pero que fue entregada por el mismo familiar a Carabineros.

La postura de la Presidenta

El notorio simbolismo del caso de Nabila Rifo influyó, incluso, para que la Presidenta Michelle Bachelet opinara sobre él durante su desarrollo.

El mismo jueves 23 de marzo en que la víctima compareció en  el tribunal, la mandataria escribió en Twitter: “No naturalicemos la violencia cotidiana que sufrió. Por ella y por sus hijos, Nabila Rifo demanda justicia y respeto por su historia”.

A ella se sumó la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Claudia Pascual, quien manifestó que "en un marco de una brutal agresión a una mujer en nuestro país, como lo que le ha sucedido a Nabila Rifo, lo que debemos hacer como país es estar centrados en la búsqueda de la justicia, en poder reparar judicialmente esta tremenda agresión, en vez de poner énfasis en si ella hizo o no una declaración".

 

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