Personas drogándose en plena vía pública o bajo los efectos de la pasta base es común ver en un sector de Recoleta cada día, y principalmente, cada noche.
Si bien la pasta base parecía ser un droga olvidada entre las nuevas, una sustancia de los años 80 y 90, sigue dañando a diario a cientos de personas, principalmente a quienes menos recursos tienen.
Mariano González, director del centro de rehabilitación Renace de San Fernando, dice que la dependencia que genera esta droga es una de las más fuertes, ya que no es una droga funcional.
Esta realidad pudo ser constatada por el equipo de Reportajes T13 que visitó el sector de Recoleta, donde un grupo de adictos deambulas cerca de una casa en calle Olivos, donde se vendería droga.
El “barrio zombie” es controlado por los traficantes y sus soldados, quienes vigilan cada esquina de la zona.
Rehabilitación de la pasta base
Jorge, un adicto en rehabilitación, que conversó con Reportajes T13 asegura que el consumo se da no solo en estas zonas, sino que también en otros sectores de Santiago.
“Si alguien, algún dealer, te quiere hacer entrar a eso te puede hasta regalar un papelillo de PBC y después no lo sueltas más”, aseguró.
“Si no tienes plata, vienen los problemas. Puedes vender celulares, zapatillas, pantalones, quedar con lo menos posible de ropa para poder obtener la droga”, añadió.
Felipe, otro caso de adicción que está en tratamiento hace tres meses y que cuenta que consumió pasta base desde los 18 años, entrega más detalles.
“Yo lo viví durante ocho o nueve años de mi vida. Tengo 25 años ahora, casi 26, y lo viví durante ocho años. Y sí, obviamente hay zombies, como se le dice, angustiados en la esquina y son personas que esperan que oscurezca y empiezan a delinquir”, aseguró.
T13 también tuvo una conversación con Miguel, un consumidor activo, quien contó que paga $1.200 pesos por un cigarro.