Consumir alcohol estando en un tratamiento farmacológico puede ser dañino para la salud, sobre todo considerando que se aproximan las Fiestas Patrias, época del año donde se incrementa la ingesta de bebidas alcohólicas.
Si se ingieren fármacos con alcohol constantemente se genera una conducta reiterativa, por lo que el organismo se acostumbra reduciendo los efectos del medicamento. Por el contrario, si el consumo es ocasional, aumenta el efecto de los remedios llegando incluso a provocar una intoxicación.
¿Cuáles son los medicamentos que generan más riesgo con el consumo de alcohol?
Algunos fármacos aumentan de manera desmedida sus efectos ante la presencia de alcohol en el organismo generando los síntomas del denominado efecto disulfiram o antabus: Náuseas, vómitos, enrojecimiento facial, ansiedad, taquicardia, hipotensión e insuficiencia respiratoria.
Entre los medicamentos que pueden provocar antabus están los antibióticos, tal como el cotrimoxazol, utilizado por personas con neumonía o bronquitis. Además, destaca el antidiabético glibenclamida para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2.
También está el ketoconazol, remedio usado para las infecciones en la piel que generan sarpullido; y el metronidazol, un antibiótico que combate las bacterias que atacan distintas partes de nuestro cuerpo.
“Las personas que están en tratamiento con estos medicamentos tienen absolutamente contraindicada la ingesta de alcohol, aún en cantidades moderadas”, explicaron desde el Servicio de Salud Metropolitano Occidente.
Las bebidas alcohólicas pueden modificar el efecto depresor de los fármacos que utilizamos para la ansiedad y dormir, lo mismo con los antialérgicos y relajantes musculares.
Finalmente, quienes usan anticoagulantes también deben evadir el consumo de alcohol considerando que aumenta el riesgo de hemorragias.