Qué observar. El 3 de febrero se publicó la ley de infraestructura crítica que permite a las Fuerzas Armadas hacerse cargo de la protección de instalaciones, sistemas físicos o esenciales cuando “exista peligro grave o inminente a su respecto”.
- Se trató de la fórmula acordada entre La Moneda y el Congreso para permitir, entre otras cosas, el despliegue militar por la zona norte, sin necesidad de recurrir al estado de excepción constitucional de emergencia que debe renovarse cada 2 semanas por ambas cámaras y que, en potencia, puede suspender también derechos como la libertad de circulación.
- La medida, asegura La Moneda, ha tenido un efecto significativo en disminuir los ingresos irregulares por el norte de Chile, principalmente de ciudadanos venezolanos que dejaron su país durante el régimen de Nicolás Maduro, tras lo cual se establecieron en Colombia o Perú, antes de cruzar a Chile.
- El subsecretario Manuel Monsalve de Interior dijo el 9 de abril en Mesa Central de Canal 13 que “el primer trimestre del año el ingreso promedio irregular en la frontera es de 440 (personas). El año pasado era (de) 917”. Es decir, los ingresos irregulares cayeron un 52% en los primeros tres meses del año, comparados con el mismo tramo de 2022.
- Pese a esta situación, 2 artículos publicados este mes por el diario boliviano El Deber describieron cómo los “coyotes andinos” se han adaptado a ley de infraestructura crítica, buscando mantener sus ingresos económicos ilegales a partir de la inmigración irregular por el desierto.
- La naturaleza irregular y no ilegal de estos cruces proviene de la ley de migración publicada el 20 de abril de 2021 —durante el gobierno pasado—, que en su artículo 9 declaró que “la migración irregular no es constitutiva de delito”.
A US$ 100 el cruce. Un artículo publicado el domingo 16 por El Deber describió cómo se ha adaptado el negocio ilegal de los “coyotes andinos” en el desierto.
- Relataron que la captación de clientes —en su mayoría venezolanos— ocurre en la ciudad peruana de Desaguadero, junto a la frontera con Bolivia. Allá, consigna la publicación, les ofrecen la posibilidad de “cumplir el sueño chileno”, versión local del “sueño americano” referido a la inmigración a Estados Unidos.
- Desde allí viajan casi 300 kilómetros hacia el sureste hasta la localidad boliviana de Oruro, y luego otros 240 kilómetros a Pisiga Bolívar —frente a Colchane, en la Región de Tarapacá.
- Una vez allí deben pagar US$ 100 sólo por el cruce fronterizo. Antes debieron hacerlo por el viaje de Desaguadero a Oruro y desde allí a Pisiga Bolívar.
- El cruce ocurre, consigna el artículo, “caminando varias horas, a decenas de kilómetros del paso autorizado (de Colchane) y donde el control militar es menor. Ese paso se hace más seguido por las madrugadas e intercambiando información con el uso de redes sociales”.
- Una vez del lado chileno deben volver a pagar para ser trasladados a Iquique. Esta operación ocurre de madrugada, para evitar que Carabineros controle a los choferes y los detenga por presunto tráfico de inmigrantes.
- Se trata de un viaje riesgoso, en que ciudadanos venezolanos han muerto de hipotermia o por problemas causados por la altura —Colchane está a más de 3.700 metros sobre el nivel del mar. Otros han sido abandonados por los “coyotes andinos” en el desierto.
El rol del Tren de Aragua. Otra publicación de El Deber, también del domingo 16, detalló el rol de la mafia de origen venezolano El tren de Aragua en la inmigración irregular y el tráfico de migrantes.
- El artículo consignó que mantienen un cuartel en Pisiga Bolívar, pero que “sus miembros están en al menos 4 ciudades capitales: Santa Cruz de la Sierra, La Paz, Cochabamba y Oruro”.
- Su modus operandi, explicaron, es el siguiente: “secuestran a mujeres venezolanas que están en las calles vendiendo caramelos, lavando parabrisas o pidiendo limosna. Luego, las llevan a Chile para que sean sometidas a la explotación sexual. Para que sean recuperadas, contactan a sus parejas para que las vayan a buscar a suelo chileno, pero con la condición de llevar droga al norte chileno”.
- El tráfico de drogas y personas ocurriría tanto por las cercanías del paso fronterizo de Colchane como, más al norte, por el paso Chungará- Tambo Quemado, en la región de Arica y Parinacota.