-Ha habido un aumento del 60% de los homicidios y 62% de los secuestros. ¿A qué se debe este salto tan alto, tan fuerte?
-Desde hace tiempo venimos observando un aumento de los niveles de violencia que existen en el país, particularmente la presencia de armas de fuego, que posibilita la ejecución de mayores delitos de sangre, de mayores delitos graves.
En el caso de los homicidios tiene que ver con la realidad del narcotráfico, en que muchas veces hay ajustes de cuentas ligados a este tema. Pero luego hemos visto también situaciones que afectan a personas comunes que no tiene ninguna vinculación con la delincuencia. Esto tiene que ver con organizaciones criminales, con grupos muy violentos que se han ido enquistando en el país, instalando en distintas regiones de Chile y eso ha hecho que aumente el homicidio.
-Y el fenómeno del secuestro también va en alza.
-En el ámbito del secuestro, yo creo que las estadísticas dan cuenta de un fenómeno que ahora se está comenzando a visibilizar a partir de lo que ocurrió en Rancagua la semana pasada, y lo que ocurrió en Iquique el fin de semana. Hay un alto aumento de delitos de esa naturaleza. Es una actividad de criminalidad organizada. Eso no es propio de un grupo delictual común.
-¿Qué te parecieron las declaraciones de la Carolina Tohá sobre los pagos en secuestros? ¿Es un error reconocer públicamente que se pagó a los delincuentes?
-Quedó más que claro para todos que no lo recomendable. No es aconsejable dar a conocer ni las técnicas de investigación utilizadas, es decir, cómo se logró determinar la identificación de los sujetos; ni tampoco es bueno dar a conocer los procesos de negociación. Primero que nada porque aquí hay una víctima que proteger y su familia también debe ser protegida. Eso debe ser el centro de atención de todas las autoridades, de todos los organismos del Estado.
-Se puede mal interpretar…
-Exactamente, puede servir de incentivo a que otros criminales digan: “saben, si hacemos un secuestro en Chile, puede que el día de mañana van a pagar el rescate”. Pagar es algo que puede ocurrir o no, pero no es bueno que se ventile públicamente.
Aquí falta trabajar más acuciosamente protocolos de actuación en todo orden de instituciones. Particularmente las autoridades de gobierno tienen que tener cuidado con la ansiedad en el momento en que se entregue información.
-En vez de tranquilizar, ¿originó más temor?
-Yo entiendo que se quería entregar a la ciudadanía tranquilidad porque se había logrado recuperar a la víctima que había sido secuestrada, lo cual sin duda es un éxito. Gracias al trabajo de Carabineros y de la Fiscalía de O’Higgins. Pero ese tipo de antecedentes es mejor mantenerlos en reserva. Es lo que normalmente ocurre en los países que tienen más tradición, lamentablemente, en investigar este tipo de delitos.
-¿Son bandas extranjeras?
-Lo que hemos visto en el caso puntual de Rancagua y en los casos del norte, es que hay mayor presencia de extranjeros. Son delitos importados, pero no tenemos que cerrarnos a que puedan haber chilenos involucrados. Muchos de los delitos que tenemos en Chile manifiestan un cambio en la criminalidad desde hace 20 años a la fecha, son delitos que en Chile no conocíamos y son importados por ciudadanos extranjeros, pero luego también van a ser ejecutados por chilenos.
-En Chile, ¿nunca hubo tantos secuestros como ahora?
-Entiendo que sí. El delito de secuestro en general no es masivo en cuanto a miles de casos, pero sí ha habido un aumento sustancial. Además, estamos frente a un tipo de secuestro extorsivo, que es muy delicado. No es el que tiene que ver con secuestrar temporalmente a alguien de una agrupación rival delictual, algo que nosotros habíamos visto en el país.
Es un secuestro extorsivo respecto de personas que no tienen ninguna vinculación con el ámbito criminal, es un fenómeno ajeno a la realidad chilena. Hay que ponerle atención y por lo mismo es mejor anticiparse a tener que luego lamentar situaciones como la que acaba de ocurrir en Rancagua o alguna inclusive más grave, que puedan costarle la vida a alguna persona.
-¿Esta Defensoría de la Gente que va a comenzar en La Florida es similar a la que propone la propuesta de Constitución?
-Esta es una iniciativa municipal. No existe un servicio de esa naturaleza en Chile, si bien se está propiciando la creación de la Defensoría de las Víctimas en la nueva constitución. Es uno de los elementos más positivos de la propuesta, pero esos procesos demoran mucho tiempo, no son de rápida creación. Y ante la realidad delictual que se vive en esta comuna, es que se toma esta iniciativa de crear un servicio de asistencia jurídico ante la Fiscalía, ante los tribunales de las víctimas de los delitos más graves.
-¿Sin costo para las víctimas? ¿Debería ser un programa estatal?
-El financiamiento de esto es a cargo de la Municipalidad. Pero no podemos perder de vista que esto debiera ser resuelto por el Estado desde el nivel central y no por los municipios, porque no es su tarea principal.
-Precisamente la Defensoría de La Florida se va a enfocar en los delitos más graves homicidios, delitos sexuales. ¿Ha aumentado la violencia de los delitos?
-Sí. En la Florida ha aumentado la violencia de los delitos. El año 2021 hubo 14 homicidios. Han habido situaciones de mucha violencia en fechas cercanas. Y hay un clamor de los vecinos que fue recogido en este caso por el municipio.
-¿En La Florida han habido secuestros?
-Han habido denuncias y obviamente que hay que estar preparados. La idea es hacer un abordaje multidisciplinario. Los delitos como los que nosotros vamos a abordar generan daños emocionales bastante severos en los afectados y en su familia. Y en ese sentido, aquí se trata de humanizar un sistema que muchas veces es muy frío en el tratamiento con la víctima.
-¿Eres cercano a Carter? ¿Esta apuesta también es parte de su aspiración presidencial?
-Lo conozco porque yo fui fiscal Regional Oriente. A mí no me ha planteado que esto sea parte de ningún objetivo político distinto.