El cardenal Francisco Javier Errázuriz escribió el 10 de mayo pasado una carta dirigida a las autoridades de la iglesia chilena. En ella se defendía de las acusaciones por encubrimiento en el marco de las investigaciones por abusos en el país.

En la misiva difundida por Associated Press y replicada por medios como The Washington Post plantea una defensa respecto al caso Karadima y dice que al esperar cinco años para investigar sólo se atuvo a la ley canónica, argumentando que habría sido difícil que esta fuera con un alto estándar dada la popularidad del ex párroco de la iglesia El Bosque.

Los detalles delas reuniones con el Papa desde Roma

"Es claro que no hubo de mi parte ni delito, ni crimen, ni encubrimiento alguno", dice la carta.  El cardenal también señala que quería dejar las cosas claras y que sus seguidores lo habían instado a hacerlo porque "en las últimas semanas, las víctimas de Karadima me han difamado públicamente, calificado como delincuente y criminal".

Errázuriz agrega en la misiva que si tuviera que hacerlo de nuevo, no entregaría la investigación a un delegado como lo hizo, pues eso lo alejó de las víctimas.

"Esta distancia hirió injustamente a las víctimas de una manera que nunca tuve la intención (…) Siento profundamente que esta herida no haya sanado", escribió.

Dice también que había sido "difícil" alcanzar el estándar exigido por el Vaticano para convencerse de que las acusaciones eran "al menos probables", principalmente por la popularidad del cura Karadima.

"Estaban acusando a un sacerdote con una gran vocación pastoral, cuya predica enriqueció a más de 30 jóvenes que fueron ordenados sacerdotes y cuatro sacerdotes que fueron obispos consagrados", escribió Errázuriz. "También acusaron a un sacerdote que inspiró una asociación juvenil que propagó su fama".

En la carta, señala la agencia, Errázuriz destaca que una vez que comenzó la investigación presionó para que se levantara el estatuto de limitaciones, "teniendo en cuenta la seriedad" de las acusaciones contra Karadima.

Errázuriz —que en un comienzo había decidido no asistir a las reuniones con el Papa Francisco en Roma— plantea que "durante las últimas semanas se me ha difamado públicamente y en repetidas oportunidades, tildándome de encubridor, delincuente, criminal y persona despreciable".

Finalmente el cardenal optó por concurrir a dichos encuentros en el Vaticano y ya en Italia dijo que no hubo ningún tipo de llamado especial del Papa Francisco, que simplemente "cambió de idea".  

La difusión de la carta provocó una rápida reacción por parte de Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima quien aseguró que Errázuriz "conocido como encubridor en el mundo entero" y que está "desesperado".

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