Una de las imágenes más impactantes que dejó el reciente sistema frontal, que afectó fuertemente a las zonas centro y centro-sur del país, fue el enorme socavón que se produjo a metros de un edificio residencial de Viña del Mar, en la región de Valparaíso.
La construcción, erigida en el sector de Cochoa, debió ser evacuada ante el riesgo que representa este socavón, el cual, de acuerdo con la constructora del edificio, “se produjo por colector de aguas lluvias”.
Sobre esto último, el constructor civil y doctor en Gestión Urbana de la Escuela de Arquitectura, Facultad de Ingeniería, de la Universidad San Sebastián, Carlos Aguirre, apuntó a los importantes desafíos en términos de la técnica de la construcción que representa construir sobre dunas, así como también a elementos súper importantes y necesarios para entender desde la perspectiva de la gestión de las infraestructuras que tienen relación con esta construcción.
“Cuando tú colocas un edificio, no solamente colocas el edificio, sino que lo tienes que conectar a redes, y esas redes son redes de agua potable, alcantarillado, aguas lluvias, etcétera”, comenzó explicando el experto a T13.cl.
Junto con destacar que “todas estas redes requieren de ciertos niveles de mantención y monitoreo”, detalló que “primero, construir en una duna implica problemas para todos estos sistemas. Segundo, construir un edificio en altura en una duna implica un montón de desafíos técnicos. Si juntamos esos dos y vemos por lo que observamos que el colector de aguas lluvias que estaba en esa zona tuvo algún tipo de problema técnico, la probabilidad que la duna se venga abajo es súper alta”.
¿Por qué se produjo el socavón?
Sin embargo, sobre una causa concreta del socavón, el constructor civil aseguró que “todavía no se puede determinar”.
“Preliminarmente, por el tamaño del forado, esa duna bajó por peso, y la única forma que tenga peso es que estaba saturada de agua. Si se saturó de agua por la lluvia, si se saturó de agua porque estaba roto el colector de aguas lluvias, eso no lo vamos a saber por ahora, porque preliminarmente es muy difícil estimarlo”, afirmó.
“El problema es que al final, después de todo, construir en una duna requiere de mayores controles técnicos, requiere de mayores controles ambientales de los que tendría en otro lado, y al parecer ese proceso no fue adecuado”, profundizó, recalcando que “efectivamente es un fenómeno técnico que se podía prever. Efectivamente uno podría tener un control más adecuado”.
“Yo me hago la pregunta: ¿Pasó por el sistema de evaluación de impacto ambiental? Y me hago la pregunta también: ¿Cuáles fueron las condiciones del permiso de edificación?”, continuó.
¿Qué pasará con el edificio?
La pregunta ahora cae de cajón. ¿Está la posibilidad de que el forado se expanda? Y, si esto es así, ¿podrán las personas volver a habitar el edificio o éste deberá ser declarado inhabitable y, eventualmente, demolido?
“Es difícil responderlo sin un estudio de mecánica de suelo de qué es lo que hay. Primero hay que hacer un estudio de mecánica de suelo para establecer cuál es la estabilidad de ese talud”, explicó el experto sobre la posibilidad de que el forado crezca.
Con ese estudio de mecánica de suelo, que se realiza en una condición dinámica, es decir, también considera la posibilidad de un sismo, por ejemplo, “efectivamente ya la autoridad va a poder tomar decisiones respecto a qué hacer con el edificio, que eso es una potestad exclusiva del director de Obras”.
“Una vez que eso esté resuelto, se tomarán las medidas pertinentes si el edificio es inhabitable mientras no se arregle un muro de contención abajo, o es habitable. Va a depender mucho de ese resultado”, afirmó, concluyendo que “uno no puede tomar decisiones sin tener el respaldo científico de la naturaleza de ese talud, porque no sabemos si está saturado, si no está saturado”.