Contra la corriente, las redes sociales y varias voces que insisten que niños y jóvenes no debieran volver a clases este 2020, el Ministerio de Educación ha puesto todos los elementos sobre la mesa y ha decidido diseñar cómo será la vuelta a clases, muy alineado con la ONU que este martes en un llamado desesperado pidió reabrir escuelas para evitar una “catástrofe generacional”.

Algo que el ministro de Educación Raúl Figueroa ha venido empujando  -bastante solo- desde hace algunas semanas, porque sabe los efectos dramáticos que genera la suspensión prolongada de clases para todos los estudiantes, pero sobre todo para los que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. 

Según las encuestas realizadas por el Ejecutivo la crisis está aumentando las brechas de aprendizaje, con años de rezago que nadie podrá devolver jamás. “Es como el libro que por alguna razón no leíste, pero que en realidad no te leerás nunca más, así de duro”, explican desde el ministerio, señalando que la educación a distancia se hace muy compleja cuando los datos muestran que un 36% de las personas declara tener un computador de uso personal; casi un 60% lo comparte, y solo un 40% de la población tiene conexión de punto fijo a Internet. 

Por lo mismo, las autoridades se han reunido con sostenedores y alcaldes para que sean los cuartos medios quienes inicien el proceso de reapertura, si bien los expertos indican que la necesidad más urgente es que regresen los niños más pequeños, toda vez que el colegio sirve como lugar de protección y contención que muchas veces no encuentran en sus propios hogares. 

Con todo, muchos padres están asustados de enviar a niños chicos. Por tanto el punto de partida, de prueba, serán los estudiantes que están ad portas de egresar, y que necesitan actividades prácticas, para sumarse luego los III medios. Con los colegios ya operando, empezarían a sumar cursos, dependiendo de cómo se da la situación sanitaria y de los propios actores del sistema. 

“Es evidente que hay grupos de personas que no quieren que esto funcione. En el debate he echado de menos a expertos, directores de colegios y profesores que no han levantado con tanta fuerza los efectos que genera sobre los niños el que no vayan a clases. Creo que es importante que se visibilice esa necesidad”, dice el ministro Figueroa.

El cara a cara

Los establecimientos educacionales ya diseñan propuestas para el segundo semestre. Varios directores critican derechamente la falta de “instrucción” de la autoridad, por lo que han decidido que el segundo semestre será online, a pesar de los múltiples efectos educaciones y emocionales negativos. 

Uno de ellos es el Colegio Santiago College, que en una comunicación a los apoderados determinó “planificar el resto del año en torno a la probable continuidad del aprendizaje remoto”. 

Se requieren ciertas directrices, reclaman. “Tal como fue el ministerio el que nos ordenó realizar cuarentena por temas sanitarios, es deber de ellos, explicitar cuándo podemos o tenemos que volver. Son ellos los expertos”, explica Macarena López, directora del Saint George, institución que ya ha comenzado a realizar in situ trabajos de coordinación para un eventual regreso presencial. 

Esta semana se concretará un paso relevante: el ministerio de Salud eliminará la prohibición que opera sobre los colegios para reabrir sus puertas, contenido que se publicara en el diario oficial, algo relevante para decenas de colegios y jardines que han solicitado volver a funcionar, sin respuesta alguna. 

En este nuevo escenario, dicen fuentes de Palacio, se proyecta que decenas de instituciones comiencen con actividades presenciales sobre todo en comunas y regiones con bajos contagios; y fuentes en Educación recalcan que incluso en septiembre podrían abrir algunos colegios y jardines en la Región Metropolitana, siempre que las condiciones sanitarias lo permitan. 

 Nuevas reaperturas 

Hasta ahora unos 20 establecimientos están funcionando en Chile, después de que el gobierno ha verificado que las condiciones sanitarias lo permiten, algo que según expertos podría echar por tierra las duras estimaciones que maneja Educación y que no han sido rebatidas, hasta ahora, por nadie: que de seguir con los colegios cerrados, unos 80 mil niños quedarían fuera del sistema “por culpa del covid”: niños que desertarían al perder la conexión y el arraigo con las instituciones educacionales. 

Con este fin, Educación afina dos protocolos: “Orientaciones para volver a las escuelas”, un documento de 42 páginas para la educación escolar; y “Orientaciones para la Educación parvularia”, otro escrito de iguales características, para los jardines infantiles con exigencias de limpieza y desinfección, y de organización al interior de los recintos educacionales, que el gobierno les entregará a cada uno de los colegios que vaya abriendo las puertas de manera de dar mayor claridad, en un tema en el que el Ejecutivo está al debe, porque ni siquiera el presidente Piñera ha querido dar lineamientos. 

Entre los tema se indica que los colegios y jardines deberán garantizar un metro de distancia entre los estudiantes; el uso obligatorio de mascarillas para niños mayores de ocho años (ojo que en jardines infantiles se determinó que es mejor no usarlas), la obligación del uso de escudos por parte de los profesores; dobles jornadas y clases por turno en colegios con demasiados niños en las salas, de modo de evitar lo que más se pueda los contagios. 

Con este propósito, en La Moneda aclaran que Educación invirtió $ 11 mil millones de pesos en kit con todos estos productos de desinfección; y además en estos documentos exige un canal de información a las comunidades, hacer inducción a los profesores y entregar total flexibilidad para que las aperturas se produzcan con calma para alumnos y padres. 

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