El 2014 fue un año marcado por la reforma educacional que el gobierno de Michelle Bachelet presentó en busca de mejorar la calidad de la educación pública.
Con ese desafio, inyectaron US$ 227 millones para pagar la deuda de arrastre y así poder trabajar de mejor manera en esa materia. Sin embargo, la cosa no fue tal.
20 mil alumnos dejaron los colegios municipales para emigrar a los subvencionados, cifra que aumentó a 500 mil en una década. Esto complicó los recursos de los alcaldes, que a pesar de la deuda pagada por el gobierno, de igual manera transfirieron dinero.
Así, el año pasado se presentó un déficit de US$ 323 millones, según informó El Mercurio con datos entregados por el Sistema Nacional de Información Municipal de la Subsecretaría de Desarrollo Regional.
Esto se produce principalmente porque el aporte del Estado no alcanza para financiar un sistema que sigue teniendo a las municipalidades aportando hasta un 31% del presupuesto de su sector para la educación pública.