Mi experiencia
Fue en marzo que un mantra se apoderó de mi casa: exagerar. Mucho antes de las cuarentenas obligatorias cancelamos visitas, salidas y todo tipo de planes. Reducir al mínimo el delivery y hacer una compra semanal en el supermercado. Un tutorial del médico estadounidense Jeffrey VanWingen -que en esa fecha era viral- fue la base para elaborar un protocolo de limpieza para todo lo que entra a estos 60 metros cuadrados de confinamiento.
Todo se deja en una área sucia, se pasa por una lavaza de detergente o agua con cloro, se limpia, se seca y recién ahí se guarda. Comidas preparadas como pizzas y hamburguesas son inmediatamente transferidas a otros recipientes, las cajas se botan inmediatamente, y la persona a cargo de ir a buscar el delivery se va directo al baño, se lava las manos por al menos 20 segundos y lo mismo con la cara (acá puedes ver un ejemplo) mientras que se bota toda la ropa y mascarilla en un lavatorio al que se le rocía agua hervida para luego meter a la lavadora. Finalmente, a la ducha. Y recién ahí a comer. La comida se recalienta por si las moscas...
Cada vez que cuento de nuestro protocolo la gente se sorprende. Acá estimamos que es lo minimo: tomar los datos disponibles y exagerar un poco frente a un virus del que poco conocemos.
Lo que dicen los expertos
Pero, ¿cuál es la evidencia a cuatro meses de la llegada del primer caso de Coronavirus a Chile y 8 desde que se reportara el primer caso en Wuhan, China? ¿Ha cambiado algo respecto al tutorial que meses antes vimos por internet? ¿Que estamos haciendo bien, qué estamos haciendo mal y en que estamos exagerando? En T13.cl consultamos a tres expertos y este fue el resultado.
La epidemióloga Marisa Torres nos muestra el área sucia que ha definido en su casa. A un costado de la puerta se encuentra una mesa donde se pone cada producto que fue adquirido en el supermercado o que ha llegado a través del delivery, para someterlo a un sencillo pero riguroso proceso de limpieza.
La académica de la UC y experta en Salud Pública plantea que si bien “la mayor transmisión es sin duda el contacto persona a persona -alguien que tosa al lado mío, o que esté dando un discurso delante mío, etcétera-, se debe prestar atención a los objetos inanimados”. Y es que si bien el virus generalmente ingresa a través de las vías respiratorias, hay partes del virus que pueden contaminar objetos como nuestras compras o sus envoltorios. Esto en jerga técnica se conoce como "fomites".
Torres agrega que este aspecto es especialmente importante considerando que “hay personas que no saben que están infectadas y que están transmitiendo el virus, entonces esas personas pueden estar trabajando, preparando cosas, en cajas o incluso llevando el delivery. Entonces existe esa posibilidad real”.
¿En qué debo fijarme al momento de pedir?
La experta señala que junto con asegurarme que sea un comercio establecido y que esté adoptando medidas para disminuir el riesgo de transmisión del coronavirus, se debería prestar especial atención al momento de la entrega. Es ahí donde se produce el mayor riesgo.
“Tengo que ser cuidadoso de la relación que establezco con la persona que trae el delivery, y también observar si tiene las medidas adecuadas, si está usando mascarilla, si maneja esto con guantes o no”, explica.
Por otro lado se debe procurar mantener una distancia de al menos un metro y medio con el repartidor. Para esto, lo ideal es evitar la entrega de mano a mano, sino que dejar el producto en un punto neutro (una mesa, por ejemplo) y luego tomar el pedido.
“Junto con la importancia que el restaurante o cadena tome medidas para disminuir el contacto físico, es importante que cada vez que se entrega un alimento, no entregarlo de forma directa. Se debe dejar la carga en el piso u otro lugar, y que el receptor lo recoja después”, explica Víctor Cantillana, ingeniero en prevención de riesgos y subgerente de seguridad ocupacional de Mutual de Seguridad.
Y luego, limpiar todo lo que ingresará a mi casa. “Lo lógico sería tener fuera de mi casa -a veces se puede, a veces no- una mesita establecida para sanitizar los elementos que me llegaron. Si fui a la farmacia y compré pañales para la guagua, compré cajitas, tendría que limpiarlo con un pañito, yo con guantes, con mascarilla, debería limpiarlo con un pañito con agua, alcohol o alcohol gel, debería limpiar cajita por cajita porque las cajitas tuvieron un desplazamiento por otra persona y el cartón puede venir contaminado”, explica la doctora Torres.
Marisa Torres explica que “si viene una pizza, lo recomendable es sacarla y ponerla en otro recipiente y botar la caja y dejarla en un lugar que tampoco sea de riesgo para otras personas, porque a lo mejor si vivo en un departamento y lo dejo muy a mano un niño lo puede tomar”.
En tanto, “si yo vengo del supermercado, y compré manzanas, plátanos, etcétera, tengo que llegar a la cocina y limpiar fruta por fruta con productos de sanitización antes de colocarlo en el refrigerador porque también han sido manipulados en el proceso; imagínate que vienen en un canasto de frutas y el proveedor estornuda encima de ellos... esos son fomites”.
Y muy importante: asumir que las áreas comunes de los edificios son espacios de alta circulación y, por ello, de riesgo. Es por esto que, si podemos, es mejor usar las escaleras que el ascensor y evitar tomar manillas, chapas u otros objetos que uno suele manipular con las manos. “Y evitar el contacto con la gente, no quedarte conversando con el portero, con gente del edificio, bajar con tu mascarilla obligatoria y cuando regresas a tu casa hacer un correcto lavado de manos por al menos 20 segundos”, agrega Víctor Cantillana..
¿Puede parecer demasiado exagerado hacer todo esto?
El experto en prevención de riesgos advierte la necesidad de hacer un cambio cultural: “Hay una especie de invulnerabilidad de que estas cosas no me ocurren. Pero qué prefiere: demorarse 10 o 15 minutos preparando la mesa para comerse la pizza a que el día de mañana no se la pueda servir más. Es necesario un cambio de conducta, no nos queda otra, si este es un tema que llegó para quedarse por mucho tiempo más”.
En tanto, Marisa Torres es enfática en que el llamado no debe ser a que la gente no compre nada, sino más bien a no bajar la guardia frente a las medidas de prevención. De hecho, en personas como la tercera edad o que pertenecen a alguno de los grupos de riesgo, el delivery podría ser la mejor alternativa, dice. El tema es el acceso.
Usted no lo haga: Comer con la caja de la pizza encima de la cama
Es frecuente ver publicaciones en redes sociales de personas que en un sábado de estar en casa deciden pedir comida por delivery y comer viendo una película. Y lo hacen con la caja de la pizza, la hamburguesa o las donnuts sobre la cama. O imágenes de personas que en medio del agobio del teletrabajo piden un café a domicilio y utilizan el mismo vaso de cartón para tomarlo en su home-office.
La epidemióloga de la UC es enfática en que esto no se debe hacer: “Por supuesto que no, o sea, todos los envases exteriores no deberían ingresar a la casa. O sea, yo debería recibir esa pizza y rápidamente colocarla en otra bandeja”.
¿Y si la limpio? La experta dice que “es distinto una cajita de paracetamol que le voy a pasar un pañito húmedo con alcohol a una caja de pizza que es tremenda de grande y que tendría que llenarla de alcohol por todos lados, o sea no tiene sentido, y menos colocarla en la cama con la frazada, las sábana”.
La experta del Inta, Magaly Toro, señala que “la verdad es que no hay ninguna evidencia real de que se pueda uno contagiar este virus a través de empaques de alimentos o alimentos, pero en este caso como recién estamos aprendiendo más de este virus todos los días, mejor tener más precauciones que menos”.
“Y una vez que uno cambia el alimento de esta caja, de este contenedor, a un plato, uno bota ese envase y puede limpiar la superficie de la mesa con ya sea una solución diluida de alcohol, o una solución diluida de cloro. Y obviamente lavarse las manos después de eliminar estas cajas, o estos envases. Yo diría que es más fácil que rociar alcohol o rociar alguna solución de cloro encima de la caja porque si hacemos eso y por ejemplo después nos llevamos la caja a otra superficie con el cloro podemos echar a perder el sillón u otras cosas, mancharnos el pantalón, la ropa etc. Entonces creo que lo más fácil es cambiar el alimento del contenedor en el que viene a uno de los platos”, explica..
¿Debería calentar la pizza o la hamburguesa para disminuir el riesgo? Marisa Torres dice que no existe evidencia de la eficacia de esta medida. Sin embargo, para que sea más sabroso, puede ser una buena alternativa.
Área limpia versus área sucia
Es un concepto ampliamente conocido entre quienes trabajan en laboratorios, pero que producto de la pandemia se ha hecho cada vez más frecuente en los hogares.
Básicamente, se trata de un punto donde dejaremos las compras u objetos que vienen del exterior, y que debemos considerar como contaminados. La idea es que sea un punto conocido por quienes habitan un hogar, y donde se preste especial cuidado de las medidas de higiene.
Para quienes viven en una casa con patio, esto resultará mucho más sencillo, porque se puede definir un punto en el exterior, que además tendrá mejor ventilación. Para quienes viven en departamento, una buena opción es la cocina, justo al lado de lavaplatos, para evitar desplazamientos innecesarios y que terminen ampliando la zona contaminada.
Sea cual sea la opción debes considerar que todo se debe limpiar. Para esto debes realizar un mezcla de alguna de estas opciones, sin mezclarlas: 1) agua con cloro, 2) agua con detergente para la loza 3) agua con alcohol.
Y el procedimiento será el siguiente: pasarás un artículo desde el área sucia a la zona de limpieza (por ejemplo, el mismo lavaplatos), donde pasarás el paño con la solución antes elegida. Luego, trasladarás el producto hacia el área limpia (que puede ser la encimera u otra mesa). Como el proceso toma algún tiempo, prefiere limpiar primero la carnes u otros elementos que se puedan derretir o descongelar.
Aunque algunos expertos recomiendan traspasar los productos -arroz, lentejas, por ejemplo- a otros recipientes, esto dependerá de las posibilidades de quienes habitan un hogar. “Se puede guardar la bolsa original siempre y cuando uno tenga la certeza que pasó el pañito correctamente, porque no toda la gente tiene suficientes recipientes”, comenta Marisa Torres.
En caso de objetos que no se pueden lavar, como libros o cartas, una buena idea es pasar un paño con menor cantidad de producto, y luego aislar en una bolsa entre 48 a 72 horas, a la que no tengan acceso menores de edad.
Es importante que una vez terminado este proceso de limpieza de los productos se desinfecte tanto el área limpia como el área sucia, porque pueden haber quedado partículas contaminantes. A esto se suma la importancia de ventilar los espacios, sobre todo cuando son reducidos, como es el caso de los departamentos.
Y en caso de vivir con una persona que esté cursando una infección por COVID-19, los cuidados se deben extremar: desde aislamiento total en una habitación, lavado de ropa y utensilios de forma independiente de los que usan el resto de las personas. Y, si es posible, destinar un baño de uso exclusivo para quien cursa la enfermedad, realizando aseo de manera frecuente, como recomienda la autoridad sanitaria.
¿Es necesario cambiarme de ropa o ducharme?
Partamos por lo básico y donde existe consenso: los zapatos. Los expertos señalan que por ningún motivo se debe ingresar al hogar con los mismos que se utilizaron para realizar actividades en el exterior.
Estos zapatos deben ser desinfectados: ya sea pasandolos por una bandeja con agua con cloro, o pasando un paño con cloro específico para la limpieza de los zapatos. Luego, dejar en el patio o en la terraza. Para esto puede ser útil destinar zapatos para salir y otros para estar en casa.
Y muy importante: botar la mascarilla si es desechable. En caso que sea de tela, lavarla con detergente y -en lo posible- agua tibia.
Respecto de la necesidad de ducharse o cambiarse de ropa no existe consenso de que sea realmente necesario. Pero si se puede hacer, que se haga, dicen.
“Hay que mantener esas medidas, pero uno también tiene que ser realista: no todas las personas tienen la posibilidad de ducharse en cualquier momento o de lavar toda su ropa”, señala Marisa Torres.
La experta en salud pública enfatiza la importancia del autocuidado: "Yo me cuido porque me importa que yo esté bien, pero también que mi familia esté bien. Entonces, voy a ser exagerado en algunas medidas, voy a comprar solo lo necesario, voy a ir las veces que sea imprescindible, voy a planificar las compras también porque no puedo estar saliendo todos los días, eso no ayuda a contener la pandemia del coronavirus y salir a cada rato”.
Cantillana señala que si bien en el caso de retirar un pedido llegó por delivery “no habría una necesidad explícita de hacer el lavado de ropa”, esto cambia “cuando estás en espacios más confinados donde hay circulación, como el supermercado o un banco. Ahí sí sugerimos hacer una buena ducha y lavar la ropa de manera independiente al resto de los habitantes de la casa, dado que hay muchas variables que están en el entorno”.
Lo mismo señala Magaly Toro, del Inta: “Yo diría que las personas que quieran ser más precavidas, o las personas que tengan alguna deficiencia del sistema inmunitario por ejemplo, personas con cáncer que están bajo algún tratamiento, o personas embarazadas tal vez. Pero me parece que es un poco excesivo, yo creo que eso de cambiarse la ropa, darse una ducha, podría darse más en el caso de que uno vaya a un supermercado donde sí puede haber más riesgo de contacto con personas que estén infectadas”.
En tanto, los objetos personales como el celular, carnet de identidad o tarjetas de débido, estos deben desinfectarse. ¿Cómo evitar dañarlos? Se pueden limpiar con un poco de alcohol o jabón sin agua, y luego secarlos con un algodón. En el caso de los teléfonos móviles se recomienda tapar las zonas sensibles (auriculares, conectores, etc) y revisar las indicaciones de cada proveedor, para evitar dañar los equipos.
Otra medida que disminuye la contaminación del teléfono es utilizar una bolsa tipo Ziploc, que en general no presentan mayores problemas para el uso de la pantalla táctil.