El Sexto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago condenó a un ginecólogo a 20 años de cárcel por ocho delitos de abuso sexual que cometió en Providencia y Las Condes en 2012 y 2015.
El médico ginecólogo Carlos Cárcamo fue declarado culpable de seis delitos de abuso sexual calificado y dos delitos de abuso sexual.
De acuerdo a lo señalado por el fallo, una de las víctimas era menor de edad a la fecha de la perpetración del delito y se dio por acreditado que el condenado cometió los crímenes sexuales cuando las mujeres se encontraban en la silla ginecológica para realizarse exámenes.
Por lo mismo, se le condenó a 20 años de presidio efectivo, además de las accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena.
Debido a que una de las víctimas era menor de edad, también se impuso la pena especial de interdicción del derecho de ejercer la guarda y ser oído como pariente en los casos que la ley designa; la sujeción a la vigilancia de la autoridad durante los 10 años siguientes al cumplimiento de la pena principal; y la inhabilitación absoluta temporal para cargos, empleos, oficios o profesiones ejercidos en ámbitos educacionales o que involucren una relación directa y habitual con personas menores de edad.
Junto con ello, el tribunal dispuso que se proceda a la toma de muestras biológicas del sentenciado para determinar su huella genética e incorporarlo al registro nacional de ADN de condenados.
El crudo testimonio de una de las víctimas
Según pudo constatar Reportajes T13, el ginecólogo Carlos Cárcamo solía concretar los delitos de la misma forma, quedando a solas con las víctimas y atacándolas sexualmente, haciendo pasar todo como parte del procedimiento médico.
Si bien partía haciendo consultas ligadas a la atención, de un momento a otro cambiaba drásticamente el foco de la conversación.
Carolina Orellana, una de las víctimas, dijo a T13 que Cárcamo le consultó en una oportunidad sobre “cómo llegas al orgasmo”.
“Yo quedé así…”, afirmó Orellana, quien se mostró sorprendida por lo ocurrido.
“¡Respóndeme lo que te pregunto!”, le replicó el ginecólogo.
Tras eso, el sujeto le pidió desnudarse y subir a la camilla. "Me dijo que cerrara los ojos. Me dijo: ‘No te preocupes que cualquier ruido, cualquier cosa, esto es netamente profesional y queda solamente aquí’”. La atacó sexualmente.
Si bien ella se retiró a un baño para vestirse, al salir el médico le consultó “muy suelto de cuerpo”: “¿Cuándo sentiste más? ¿Cuando te toqué el clítoris o el punto G? Porque no todos los hombres saben dónde está el punto G, no todos los hombres saben tocar como sabe hacerlo uno”.
Dichas prácticas se repitieron con otras personas que lo denunciaron, puesto que incluso durante el juicio defendió su actuar, afirmando que “el punto G forma parte de la vagina… forma parte del tacto rutinario, no es que yo ande buscando el punto G. Uno toca toda la vagina en el tacto vaginal”.
Pero, pese a sus alegatos e intentos de defensa, se terminó por condenar al sujeto a la pena única de 20 años de presidio mayor en su grado máximo, lo que trae tranquilidad a las víctimas.
Carolina Orellana, una de las víctimas, subrayó que “yo no he hecho nada malo. No tengo nada de qué avergonzarme, como muchas veces lo sentí. Nada. Porque yo puedo andar libre y él está privado de libertad”. Además, se mostró esperanzada de que otras víctimas de delitos sexuales se atrevan a denunciar.