Esta semana comenzó a circular en redes sociales una imagen -sacada como captura en Instagram- donde se daba a conocer la experiencia de un colegio de Las Condes, el Wenlock School, que prohibió los teléfonos celulares en sus salas de clases.

El mensaje de la foto fue escrito por Carolina Pérez Stephens, educadora de párvulos y máster en Educación de la Universidad de Harvard, quien describió: "los niños de séptimo básico hacia arriba, que antes se la pasaban pegados en los recreos, ahora volvieron a jugar y a conversar como niños".

Según detalla Las Últimas Noticias, el colegio implementó este medida en marzo de este año dentro de su protocolo, donde desde séptimo básico hasta cuarto medio, los niños y niñas no podrán llevar teléfonos al recinto.

Para ello, los alumnos deben entregar sus aparatos a primera hora de la mañana a su profesor jefe, quien los mantendrá al interior de una caja hasta el cierre de la jornada.

Si los estudiantes son sorprendidos utilizando sus celulares sin la debida autorización, "se le retirará el aparato y solamente será devuelto al apoderado al finalizar la jornada escolar o, si esto no fuera posible, será entregado al día siguiente a primera hora", se indica el reglamento interno. 

Pérez, que además es autora de libro 'Secuestrados por las pantallas', cuenta que una apoderada del colegio le contó la experiencia y lo bien que había resultado, por eso decidió compartir la historia en su perfil de Instagram.

Para ella, es el camino que los establecimientos educacionales deberían seguir. "Acá en Chile hay una inercia increíble con el tema. Existe un estudio de VTR que dice que, en el tramo entre ocho y 12 años, el 93% es dueño de un smartphone. Tenemos niños adictos y hay muchos papás y profesores que tiraron la toalla", declaró a LUN.

"La idea es que los colegios vuelvan a ser lugares donde los niños jueguen, se miren a los ojos, aprendan, tengan problemas y aprendan a solucionarlos. Hoy tenemos muchos adolescentes adictos al teléfono inteligentes que si tú se lo vas a quitar tiene que ser con terapia siquiátrica y sicológica", agregó.

En relación a los colegios que permiten que los estudiantes usen sus celulares en los recreos, la profesional mencionó que "hacer eso es no entender sobre como aprenden los niños. Si un niño ha estado dos horas mirando un pizarrón, que ya no es una buena forma de enseñanza, necesita salir al patio a liberar energías, a moverse, a saltar, a conversar. Pero si se sienta y se pone a jugar un videojuego, se dispara su ritmo cardiaco y recibe un mega chorro de dopamina, que es el neurotransmisor del placer. Ese cuerpo está muy energizado y vuelve a la sala. Pero necesita liberarla y ¿cómo la va a liberar? Molestando, no prestando atención, tirando los lápices".

Finalmente, se mostró contraria al uso de estos aparatos como herramientas pedagógicas, ya que a su juicio estas las debe "proveer" el colegio. "Los colegios deberían prohibir los smartphones (teléfonos inteligentes). Al colegio se va a estudiar, jugar y a hacer amigos", concluyó.

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