En algún vuelo proveniente de Norteamérica llegó a Chile el chinche del arce, insecto que tiene a gran parte de la zona oriente de la capital, entre otras comunas, cubierta con su característico color rojo.
Esa es la principal teoría, pues según reportes, los primeros hallazgos se realizaron en marzo de 2020 en la zona de Pudahuel, es decir, en los alrededores del aeropuerto.
Desde ese momento, distintas municipalidades han manifestado su preocupación por el alto número de chinches del arce en los árboles de su comuna, asegurando además que vecinos han encontrado ejemplares al interior de sus hogares.
¿Es una amenaza grave para las personas? En T13.cl te contamos acerca de esto y qué hacer si se encuentran dentro de la casa.
¿Cómo identificar al chinche del arce?
La Municipalidad de La Florida, una de las tantas comunas afectadas por la presencia de este insecto en la región Metropolitana, compartió en su sitio oficial información sobre el Boisea trivittata, detallando –entre otras cosas– cómo reconocerlo.
“Se puede reconocer a esta especie de insecto, debido a su forma y a su color característico negro, con abdomen y bordes de color rojo en sus alas”, expone el informativo.
“Otra característica, es que siempre observa agrupado en colonias en los troncos y ramas de los árboles; pero también, en paredes e incluso en el interior de nuestros hogares”, añade.
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), institución de investigación, desarrollo e innovación vinculada al Ministerio de Agricultura, complementa que “los adultos y ninfas presentan un aparato bucal picador-chupador, con el cual se alimentan en los arces de las hojas, ramillas no lignificadas y semillas (sámaras)”.
“Se forman agregaciones, principalmente de ninfas, en la base de los árboles entre la hojarasca, las que suben por el tronco y son muy sensibles a ruidos y movimientos”, agrega el instituto.
“Cuando ocurren los vuelos de dispersión en otoño, forman agregaciones en el follaje y sámaras de los árboles”, continúa, advirtiendo además que “se introducen a las casas, manchando con sus fecas muebles, cortinas y se reconocen por el mal olor que expelen”.
Es muy importante que el INIA llama a no confundir con la vinchuca, una especie de chinche hematófago (se alimenta de sangre humana).
¿Cuáles son los riesgos?
A pesar de lo molesto que podría resultar la presencia de estos insectos, los especialistas descartan una amenaza grave para las personas y explican qué hacer si se encuentran dentro de la casa.
El entomólogo de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Luis Flores, quien además es director del Instituto de Entomología de la UMCE, único en Chile en esa materia, llama a la calma, explicando que para considerar los chinches del arce como una plaga se tienen que hacer una serie de estudios previos sobre qué tan dañina es esta especie potencialmente invasora.
“Cuando los insectos se declaran plaga, el SAG, controla y eventualmente la elimina, pero para poder declararla lo que los especialistas sugieren es primero que se hagan los estudios científicos del caso, en términos de ver el potencial daño que le puede ocasionar a los árboles de los cuales se está alimentando y efectuar un monitoreo para ver cómo son sus dinámicas geográficas, si se han ido incrementando o adaptando las poblaciones y después de esto, se podría declarar como una plaga que tiene un peligro importante, ya sea de carácter fitosanitario o salud humana o de animales y ahí recién se toma esa medida de declararlo plaga”, señala el investigador.
Asimismo, el entomólogo sostiene que “esta es una especie que tiene un comportamiento gregario y la gente ve estas agrupaciones en árboles en plazas y calles entonces se empieza a asustar. Lo que hay que dejar en claro es que no es una especie que genere graves consecuencias nocivas para las personas, podría eventualmente picarte, pero sin consecuencias graves como en otros insectos”.
Acerca de esto último, el entomólogo descarta que el insecto sea una amenaza para las personas, ya que se trataría de una especia fitófaga y no hematófaga. “Los chinches del arce recurren a ciertas especies particulares de árboles para succionar las hojas y adquirir los nutrientes para vivir. Como son fitófagos, no hematófogos, o sea no se alimentan de sangre humana, tampoco son depredadores, no atacan a las personas, no es parte su sistema natural de alimentación”, expone.
“El peligro del chinche radica en el daño que le pueden hacer a los árboles. El árbol va a intentar defenderse, va a incurrir en gasto energético, entonces las consecuencias negativas se las lleva fundamentalmente el árbol. Además, como son gregarios, no es un chinche sino cientos que pueden estar alimentándose, entonces los árboles pueden morir o quedar lesionados”, agrega.
¿Qué hacer con los chinches del arce al interior de las casas?
La situación está generando mucha alerta y preocupación entre las personas, ya que se teme que con la llegada de las bajas temperaturas estos bichos van a buscar el calor al interior de las casas, y eso podría, sin duda, ser un problema masivo de higiene.
El investigador señala que si bien efectivamente estos insectos pueden desplazarse a ambientes intradomiciliarios, “hay que tener claro que ellos no son xilófagos, que consumen materia vegetal muerta como las termitas por ejemplo, por lo tanto, si están dentro de una casa no van a dañar estructuras de madera. Entonces si bien su presencia es molesta, es inofensivo”.
El científico UMCE explica que si llegan a entrar a las casas lo que se debe hacer es sacarlos. “Hacer una remoción con palo y escoba, sacarlos en una bolsa sellada y por supuesto después, eliminarlos”, afirma.
Acerca de la inquietud sobre si los pesticidas pueden ser la solución, el investigador sostiene que pueden utilizarse “si es aislado y tomando todas las medidas del caso. Si la fumigación se hace como un plan de mayor alcance espacial, como tirar insecticida en los distintos árboles de una plaza, por ejemplo, no debe hacerse puesto que no sólo estas matando a esta especie, sino que puedes estar dañando a una serie de otras especies que son beneficiosas para el ecosistema”.