Pablo Cádiz y Alfonso Concha
Sergio Marcial Catrilaf Marilef es uno de los líderes de la Comunidad Juan Catrilaf II, de Lleupeco. En 2010 fue uno de los 38 comuneros mapuche que participó de una extensa huelga de hambre para exigir el término de la aplicación de la ley antiterrorista a miembros de la etnia y en agosto de 2013 fue absuelto por el tribunal oral de Temuco por su presunta participación en un ataque a maquinaria de Turbus y tres camiones, en julio de 2009.
Su nombre ha vuelto a estar dentro de las páginas policiales luego que la madrugada del 30 de marzo la PDI lo detuviera junto a otros 10 sospechosos de haber estado vinculados al ataque incendiario en el que falleció el matrimonio Luchsinger-Mackay en enero de 2013.
Una diligencia en la que resultó clave la declaración de Juan Peralino Huinca, quien relató haber participado de una reunión en la casa de la machi Francisca Linconao donde se habría coordinado el ataque, que se concretaría horas después. Según los antecedentes entregados por Peralino, Catrilaf Marilef –quien quedó con prisión preventiva tras la audiencia de formalización del pasado miércoles- habría integrado el grupo que irrumpió en la cocina del inmueble y que posteriormente disparó a Werner Luchsinger, para luego incendiar el lugar.
La fiscalía accedió a conversaciones telefónicas del imputado, las que fueron debidamente autorizadas por el juzgado de garantía de Temuco. En el informe, al que accedió T13, se detalla una conversación “donde señala que el grupo que lidera reclama tajantemente los predios que comprenden ‘la ribera del río Quepe’ y el denominado ‘Cordón de Mokopulli’”. Los terrenos demandados por la agrupación forman parte de un mapa incautado por el Ministerio Público y que según sostienen “es coincidente con predios que han sido afectados por atentados incendiarios”.
Adicionalmente, la fiscalía accedió a conversaciones “que dan cuenta de la participación de este imputado dando lineamientos de cómo llevar a cabo un corte de ruta y de usurpaciones de terrenos”.
El informe sostiene que a partir de la declaración de Peralino y las escuchas telefónicas “queda de manifiesto” el “enorme interés” de Catrilaf Marilef de “recuperar a toda costa los terrenos antes señalados”.
Pero no sólo eso: Un antecedente hasta ahora desconocido es que dentro de las escuchas se registró una comunicación con el entonces intendente de La Araucanía, Francisco Huenchumilla.
De acuerdo al informe, Catrilaf Marilef “le señala (a Huenchumilla) que su gente está preparada para enfrentarse a carabineros, esto en el contexto de la toma del Fundo San Juan y los cortes de rutas efectuadas en el camino Niágara”. Ocupación ocurrida en enero de 2015.
En el documento no se precisa la fecha de la comunicación ni tampoco por qué el comunero tenía contacto con Huenchumilla.
El ex intendente tampoco recuerda la fecha de la conversación. Sin embargo, explica a T13 que “yo tenía mi teléfono abierto para todo el mundo, más de alguna vez me llamaron y yo llamaba al general (de carabineros) y tratábamos de que abandonaran tranquilamente ese tipo de actos”.
“Trataba de que se arreglaran sin enfrentamientos y evitar situaciones de hecho. Me llamaban él u otra gente, muchos, que siempre tenían líos, y yo llamaba al general (de carabineros). ‘Oiga general, cómo arreglamos esto, acá hay una toma, yo estoy tratando de convencer a esta gente, etcétera’. Esa era una cosa permanente, yo siempre tenía un diálogo con el general respecto de estos temas, para que no se produjeran estas situaciones de hecho”, agrega.
Consultado sobre el diálogo con el comunero Huenchumilla dice que “no lo recuerdo específicamente. Pero yo lo que recuerdo es que siempre tenía mi teléfono abierto para todo el mundo y lo que yo trataba era que no se produjeran enfrentamientos".
"Y cuando alguien me llamaba así yo lo que hacía era llamar al general de carabineros y buscar una forma de evitar situaciones de hecho y tratar que la gente se retirara. Le pedía al general que hablaran con la gente, mandar a un oficial, que le pidiera que no hicieran lo que estaban haciendo. Muchas veces sucedió eso”, insiste.
-¿Qué tan frecuente era su contacto con los dirigentes más radicales?
“Lo que pasa es que yo no sabía si eran radicales o no son radicales, para mi eran todos dirigentes. Yo no andaba investigando delitos, yo era autoridad política y si alguien quería comunicarse conmigo todo el mundo conocía mi teléfono, todos lo tenían. Si alguien me llamaba yo lo atendía, a mí lo que me importaba era evitar y tratar de evitar al máximo enfrentamientos con la policía, situaciones de hecho”, enfatiza.
Finalmente, al ser consultado sobre si en ese entonces había recibido información que pudiera vincular a Catrilaf con la eventual vinculación uno de los sospechosos del crimen del matrimonio Luchsinger Mackay, Huenchumilla dice que “no, nunca. Muchísimas comunidades fueron a verme, pero yo no soy policía, yo era autoridad política”.
Huenchumilla dejó su cargo el 25 de agosto de 2015, luego que el ministro de Interior, Jorge Burgos le pidiera la renuncia en medio de crisis por la toma de la sede de la Conadi, en Temuco, y la marcha de camioneros de la región hacia La Moneda, demandando medidas de seguridad para los transportistas. A esto se sumaba un largo historial de declaraciones polémicas, como cuando pidió perdón al pueblo Mapuche y amenazó con quemarse "a lo bonzo" por la paz social.
La salida del entonces intendente se dio además en momentos que el militante DC alistaba la entrega de una propuesta con medidas para la zona: un Estado plurinacional y una ley de reparación para víctimas de ataques incendiarios en la región eran parte de las ideas expresadas en el documento.
La decisión provocó un fuerte cruce de declaraciones entre Huenchumilla y Burgos, quien planteó que los intendentes “no son autoridades autónomas que digan y hagan lo que quieran”. El renunciado intendente acusó al ministro de tener “miedo” a su propuesta”. “Si él dice que no quiere dialogar con las comunidades y los camioneros, yo no lo puedo aceptar", agregó Huenchumilla en esa oportunidad.