Por Jorge Hans

La idea es dejar sentado de tu parte lo que recuerdas de que hubo toda la intención de quemarlos, que no fue un accidente y que no se les reventó a ustedes una botella sino que la cuestión vino con amenazas previas, que primero los rociaron y que luego en definitiva los prendieron sin ninguna piedad según lo que yo entiendo. Quisiéramos escuchar eso de tu boca

- Bueno después de 29 años no es fácil revivir todo esto nuevamente, es difícil.  Veintinueve años sosteniendo la verdad, la misma verdad que sostuve ayer la sostengo hoy junto con los testigos.

Yo en Julio participaba de un paro nacional junto a mi hermano y otros amigos donde fuimos arrestados Rodrigo Rojas y yo por una patrulla militar a plena luz del día cerca de las 8 de la mañana en general Velásquez.

Golpearon a Rodrigo me golpearon a mí, a Rodrigo lo dejaron en el suelo y a mí me pusieron de espalda contra la pared. Luego me dan vuelta y alguien me empieza a rociar completa con bencina, rocían a Rodrigo que estaba también en el suelo.

En ese momento había ya dos camioneta, después llega una tercera, se suman como 30 militares que estaban alrededor y después nos lanzaron fuego. Yo salgo corriendo para tratar de apagarme las llamas, caigo al suelo me desmayo, después alguien me envuelve con un cubrecama y me tiran a un camión y me van a botar a las afueras de Santiago.

¿Por qué hacen eso los militares? ¿Qué les decían mientras les hacían todo eso?

- Por qué hacen eso. Bueno eso habría que preguntárselo a ellos pero yo creo que esto como me sucedió a mi le podría haber ocurrido a cualquier joven chileno, porque era una violación más de los derechos humanos cometidos en dictadura. Así como fui yo podría haber sido cualquier joven de 18 años que hubiese estado protestando ese día.

¿Ellos les daban algún argumento, les decían que no deberían estar ahí o qué les decían?

- Puros golpes y garabatos. Cuando vieron que yo era estudiante universitaria y los estudiantes de aquí y allá. No había mucho más que garabatos. No tenían argumentos. Yo tenía mucho miedo solamente.

Tú hablaste con Rodrigo cuando se recuperaron, hablaron de ir a un hospital. Hay un testimonio escrito tuyo al respecto,  ¿qué paso entonces?, ¿pudieron llegar?, ¿paso mucho rato antes de que los atendieran?

- Lo que recuerdo es que Rodrigo Rojas me despierta en la zanja donde nos habían botado. Seguimos caminando y yo veo a Rodrigo que tenía toda quemada su cara, sin pelo, estaba desfigurado. Seguimos caminando y yo le digo mira lo que nos hicieron estos desgraciados y Rodrigo me dice que no le dijéramos nada a la policía porque nos podían hacer desaparecer.

Empezamos a caminar hacia la carretera para hacer parar autos y toda la gente se espantaba. Luego alguien de enfrente en una construcción de obreros nos llamó y nos hicieron unas camas con ladrillos para que nos recostáramos.

Luego llegan los carabineros y pasa harto rato y como pasa tanto tiempo y yo tenía mucho dolor les dije con mucha rabia que me pegaran un balazo para no seguir sufriendo. Ahí como que reaccionaron e hicieron parar un auto civil y nos transportaron a un consultorio de salud primaria. Ahí una enfermera bien amable se encierra conmigo, me pregunta qué pasó y yo le cuento que me quemaron los militares y le pido por favor que llame a mi mamá y mi papá. Le doy el número de mi casa, ella llama a mis padres y ahí yo pierdo la consciencia y eso es lo que recuerdo.

Tu has vivido gran parte de este último tiempo fuera de Chile ¿Qué significa para ti a estas alturas que se empiece por lo menos a revisar de nuevo el proceso para hacer justicia?

- Bueno quiero aclarar que yo no he vivido fuera de Chile, yo viví solamente dos años en Canadá por tratamiento. Después volví en el año 1988 a participar en el plebiscito por el no y estuve hasta el año 2010 viviendo en Chile, 24 años. He vivido solo estos últimos años acá en Canadá.

Bueno para mí significa esto de que este conscripto Fernando Guzmán se haya atrevido a declarar y a develar la verdad me pone alegre, me pone contenta y me da esperanza de que finalmente la verdad prime después de tantos años de mentiras de parte del ejército y de parte de toda la derecha que encubrió estos crímenes y también me da esperanza de que se haga justicia y se capture a los responsables también de que la justicia enmienda el camino que por muchos años dejó de ejercer, su función de amparar de proteger  y hacer justicia a los desprotegidos.

También me frustra mucho y me da mucha rabia saber de manera concreta que al interior de las fuerzas armadas existe impunidad, encubrimiento de no hablar en relación a muchas violaciones de derechos humanos. Yo creo que esto que se está mostrando aquí en mi caso es un antecedente de muchos otros más que ellos saben y que existen y que hay redes de protección y de mentiras y de impunidad tanto en mi caso como en muchos otros que se mantienen en la impunidad y sobretodo en los casos de detenidos desaparecidos, porque yo estoy segura que las fuerzas armadas tienen información y no la quieren develar.

En todos estos años han habido homenajes, reuniones, Illapu te dedicó una canción a ti y a Rodrigo “Para seguir viviendo”. El Papa cuando estuvo en Chile te abrazó.  ¿Qué recuerdos tienes de todo eso? ¿Cómo has ido viviendo todas esas etapas y como han influido en ti para que efectivamente puedas seguir viviendo?

- Bueno todo este periodo ha sido de sombra y de luces, de luces que se fueron dando con todo el apoyo que recibió mi familia desde los primeros días, de la vicaría de la solidaridad, de las organizaciones de estudiantes de los trabajadores, de toda la gente que fue a dar sangre toda la gente que se ponía afuera de los hospitales a hacer velatones.

Todos ellos eran luces esperanzas, los médicos, don Jorge Villegas y tantos otros  médicos que incluso perdieron su trabajo por haberse atrevido a sanarme. Después de muchos gobiernos de países extranjeros que solidarizaron con la proeza de Chile por la democracia y los derechos humanos, todo a eso a uno la llenaba de esperanza y de fuerza para seguir viviendo.

Illapu y muchos de los grupos que se la han jugado no solo en mi caso sino que en todos los casos de violaciones de derechos humanos. Todo eso llena de esperanza para seguir viviendo y seguir luchando, pero no ha sido un camino fácil porque siempre que hay noticias sobre este caso u otro se revive el dolor no solo en mí, sino que también en mi familia.

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