El abogado y rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, aseguró que no existió un “componente bélico” en las manifestaciones que dieron inicio al denominado Estallido Social.
En conversación con Tele13 Radio, Peña señaló que lo sucedido el 18 de octubre de 2019 “no fue una rebelión, porque no tuvo un componente bélico a pesar de la retórica de esos días. Tampoco fue una revolución porque no hubo ningún cambio radical ni se propuso tampoco ninguno de manera sistemática. Fue una revuelta, es decir, una cierta manifestación de malestar que se transformó prontamente en un fenómeno de masa”.
Tres días después de iniciadas las manifestaciones que derivaron en la quema de varias estaciones del Metro de Santiago, el entonces Presidente Sebastián Piñera realizó un punto de prensa donde aseveró: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable que no respeta a nada ni a nadie, que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite”.
Como parte de su análisis al cumplirse cuatro años del 18-O, Peña apuntó que “lo que no ha vuelto a ocurrir, y no va a volver a ocurrir creo yo, es una revuelta como la que entonces vivimos. Entre otras cosas, porque yo confío que los líderes de opinión, os intelectuales, los académicos, los rectores universitarios, esta vez tengan una actitud más circunspecta y más sobria desde el punto de vista racional frente a estos hechos y no se apresuren a moralizarlo todo y a ponerse del lado de los que aparentan tener pronta y muy rápidamente la razón”.
“Si tomamos un poco de distancia de lo que ocurrió y miramos la situación actual, lo que queda es un incremento de la sensación de inseguridad, yo creo que es una de las herencias de lo que ocurrió hace cuatro años (...) Por otra parte tenemos el avance de la derecha”, añadió Carlos Peña.
Junto con eso, Peña señaló que “después de todo, que el país haya seguido funcionando razonablemente a pesar de todos los tropiezos y de todas las torpezas que se han cometido y en las que se ha incurrido una y otra vez, que a pesar de todo este país haya seguido funcionando, las reglas sigan teniendo vigencia, todo esto prueba que en Chile hay una cultura institucional subyacente profunda que es más fuerte de lo que se pensaba y que la idea que las instituciones estaban todas en el suelo no parecía ser tan cierta”.
“A cuatro años de lo que ocurrió en Chile, del desorden generalizado de la crisis de seguridad que se vivió, de los problemas de inmigración que se han padecido (...) después de todo eso, que este país siga funcionando razonablemente, que las instituciones se mantengan con cierto sosiego, que la economía después de todo no se haya languidecido, todo esto es muestra que en Chile hay una cierta cultura subyacente que es muy firme”, añadió.