Febrero de 2007. Pleno verano en nuestro país y los usuarios del transporte público tuvieron un caótico día en la capital con el inicio de los nuevos recorridos del Transantiago.
La imagen está grabada en la memoria de prácticamente todos los chilenos que las vieron en diarios y noticieros, pero aquel sábado 10 de febrero no fue el estreno del sistema como tal. Vamos al origen.
Un 22 de octubre de 2005, hace 18 años, comenzó la primera fase del Transantiago. Ese día fue cuando las empresas licitadas para este nuevo sistema tomaron el control de las recordadas micros amarillas e introdujeron los primeros nuevos buses blancos con una línea verde. El hito fue presentado, en buen chileno, con bombos y platillos.
Los transeúntes celebraban la llegada de los modernos vehículos y el lanzamiento fue en grande, con fuegos artificiales desde la Torre Entel.
Un primer cambió que significó sólo el comienzo. En los meses siguientes se implementaron nuevas medidas hasta que, como lo adelantó Iván Zamorano en su recordada publicidad del Transantiago en 2006, el sistema partió oficialmente el 10 de febrero de 2007.
Los porqués del caótico inicio del Transantiago
Con la implementación de la primera etapa, el 22 de octubre de 2005, 1.200 nuevos y modernos buses comenzaron a circular por las calles de la capital. Las empresas tomaron el control de los recorridos de las micros amarillas, marcando el inicio del Transantiago.
Para Claudio Garrido; periodista, profesor de Lenguaje y autor del libro “Transantiago: la capital indignada”, esta etapa previa tiene directa relación con cómo se manejó el diseño, los costos y principalmente los contratos, que fueron la piedra de tope y que ocasionó la cadena de situaciones bochornosas que comenzaron a ocurrir desde ese mismo 22 de octubre.
“Mucho se habla precisamente de este febrero de 2007, cuando ocurre esta embarrada acá en Santiago. Sin embargo, poco se habla de cuánta intencionalidad hubo en este afán de sacar el Transantiago a toda costa, siendo que no estaban las condiciones de recursos, de infraestructura, sobre todo contractuales, para poder llevar a cabo el plan de manera correcta, de la manera como se pensó en un principio”, comentó Garrido a T13.cl.
Y es que el Transantiago original consistía en un plan integral de transporte y equipamiento urbano, que iba mucho más allá de simplemente cambiar los buses e incorporar el Metro. Contemplaba prácticamente una intervención completa a la ciudad con los distintos corredores que se implementaron en las distintas avenidas principales de la capital.
El periodista y escritor detalló que “se suponía que el 2005 iba a partir con Transantiago tempranamente. La idea era que Ricardo Lagos, antes de salir de la presidencia, inaugurara el plan Transantiago como lo conocemos y que la parte de transición del plan se implementara lo antes posible para empezar a probar el tema de los buses, cómo funcionaba todo”.
“Pero esto se atrasó, porque las bases de licitación del Transantiago recibieron una cantidad tremenda de observaciones de parte de las empresas que iban a postular, y el Transantiago lo querían lanzar en mayo de 2005 y ahí fue imposible. No se manejó mucho en términos de prensa la verdadera fecha de implementación del Transantiago, sino que se tuvo que aplazar a octubre del 2005 porque la firma de los contratos de concesión se dio tarde”, continuó sobre el difícil comienzo del plan.
Para Claudio Garrido, “era necesario sacar a la calle ciertos buses para dar un hito comunicacional, porque si no se hacía esto Ricardo Lagos no iba a poder cortar la cinta antes de la elección presidencial en la que salió Michelle Bachelet”.
Este desordenado lanzamiento explica por qué el sistema comenzó con el sistema tradicional de cobro con monedas o con las micros amarillas coexistiendo con los buses nuevos, aunque operadas por las empresas nuevas.
Más allá de los alcances de este lanzamiento, más que nada comunicacional, y de alguna discusión sobre cuál es el real inicio del Transantiago, a continuación te reseñamos algunos de los cambios más importantes.
Auge y caída de los buses “oruga”
Los buses articulados marcaron una época desde el lanzamiento del Transantiago hasta junio de este año, cuando se retiró la última de estas máquinas de las calles de la capital.
El autor del libro “Transantiago: la capital indignada” recuerda que al poco tiempo de su implementación se dieron cuenta que “los buses articulados no servían para las poblaciones, por temas de radio de giro, por temas de tamaño de las calles, se dieron cuenta que el bus no pasaba por un paso bajo nivel, eran lentos porque eran buses de mayor tonelaje”. Además, estaban inhibidos para superar una velocidad máxima, lo que si bien redujo los accidentes, aumentó los tiempos de viaje.
Estos dinosaurios del ahora ex Transantiago fueron presentados como la gran novedad, cuya principal ventaja era la capacidad de transportar a una gran cantidad de pasajeros. Sin embargo, sus problemas de operación —expertos consideran que debieron haber circulado sólo por vías exclusivas y en línea recta, lo que no ocurrió— terminaron pasándoles la cuenta.
El fin de los buses alimentadores
Con letras en lugar de números y colores distintivos de acuerdo al sector, uno de los grandes cambios en los recorridos con el inicio del Transantiago fue la implementación de buses alimentadores, aquellos que estaban llamados a acercar a los usuarios a vías principales para poder tomar un troncal (los recorridos principales) o a estaciones del Metro.
Sin embargo, esta situación extendió los tiempos de viaje, obligando a los pasajeros a realizar hasta cuatro trasbordos, con tiempos de espera entre medio. Eso, lógicamente, sumado a la confusión en la población por los recorridos que habían cambiado de un día para otro.
En el año 2012 eso cambió y se eliminaron 500 mil transbordos al caducar sus concesiones. “En ese año varios de los contratos de líneas alimentadoras terminaban y en varios casos no fueron renovados, entonces eso significó que las líneas que pertenecían a esas empresas iban a quedar a libre disposición de una nueva licitación. Pero con las empresas que ya existían se arregló la posibilidad de poder asignar estos recorridos que quedaron acéfalos, por decir de alguna manera, a las empresas que ya estaban operando en ese momento. Entonces se hizo una repartija de estos recorridos”, recordó Claudio Garrido.
“Había ocurrido también que la malla de recorridos ya había cambiado drásticamente, o sea ya se habían creado muchas más líneas que recorrían la ciudad de punta a punta, entonces comenzó como a dejarse de lado la lógica de los transbordos. Esto significó que ya había muchos menos viajes que requerían hacer varios transbordos para poder completarse y además que muchos de los recorridos alimentadores se comenzaron a fusionar”, agregó.
Puertos USB, aire acondicionado y cámaras: la evolución de los buses
En estos 18 años hubo que pasar desde las recordadas micros enchuladas, los buses “oruga”, hasta los modernos buses actuales con puerto USB, cámaras de TV con circuito cerrado, asientos plegables, aire acondicionado y que, además, emiten menos ruido y contaminantes.
Dentro de esta flota más amigable con el medio ambiente también han aparecido los buses diésel Euro 6 o máquinas 100% eléctricas.
“Hoy el sistema Red ha hecho grandes golazos en términos de sostenibilidad, de energías limpias. El cambio del estándar del bus yo creo que fue lo más positivo, o sea con buses con aire acondicionado, asiento acolchado, con más asientos, y los buses eléctricos sobre todo”, destacó Garrido.
Destacar que este año también se anunció la incorporación de buses de dos pisos, con los cuales se espera entregar más comodidad a los pasajeros durante sus traslados.
De la bip! al código QR
Otro cambio importante en la experiencia de viaje durante estos 18 años de ex Transantiago y Red Movilidad es la forma de pago.
La tarjeta bip!, implementada por etapas desde el año 2006 hasta el inicio del plan, marcó el paso del pago con monedas o billetes a una forma de pago sin contacto. Se utiliza hasta el día de hoy en el transporte público, tanto en buses como en el Metro de Santiago.
Sin embargo, conforme avanza la tecnología surgen nuevas modalidades de pago. En ese sentido, ya en enero de 2022 se implementó la posibilidad de pagar con el celular, sin la famosa tarjeta bip!
Esto es posible mediante la app de Red y un código QR, el cual, una vez generado en el teléfono, se acerca a los validadores de buses, Metro y Tren Nos, como si fuera la tarjeta, para iniciar el viaje.
De Transantiago a Red Movilidad
Uno de los recientes cambios que marcó el sistema fue el cambio de nombre. En 2019, el Presidente Sebastián Piñera y la entonces ministra de Transportes, Gloria Hutt, dieron a conocer el cambio de identidad del transporte público de la región Metropolitana.
El proceso se realizó luego de una asesoría comunicacional, a cargo de la agencia Dittborn y Unzueta, pensando en la implementación de un nuevo estándar para el transporte público capitalino.
El fin del Transantiago fue uno de los ejes de campaña de aquel mandato de Piñera, quien en su anuncio lo calificó como “una muy mala política pública”.
Así, de Transantiago se pasó a Red, identificado con los colores rojo y blanco que vemos actualmente en muchos buses en las calles de la capital.
Con todos estos cambios y evolución del sistema, Claudio Garrido concluye que “ese avance se tiene que reconocer. Nosotros no podemos seguir sosteniendo que el Transantiago es tan malo como era el 2007. No es posible sostenerlo”.
“Se cambió el estándar de bus que se mejoró, hay una mayor cantidad de recorridos. Transantiago está llegando a nuevas provincias. Tenemos un sistema de transporte que tiene una estabilidad y una resiliencia a ciertos hechos que pasan en la ciudad”, cerró.