Por AFP

El laboratorio espacial chino Tiangong-1 quedó "mayormente destruido" al entrar en la atmósfera la noche de este domingo en el Pacífico Sur, anunció la la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China (CMSEO). 

El módulo Tiangong-1, que se desplazaba de forma descontrolada desde 2016, regresó a la atmósfera un poco antes de lo previsto, a eso de las 21.15 horas en Chile.

Una vida corta

Este laboratorio fue puesto en órbita en septiembre de 2011 y estaba programado para hacer una entrada controlada en la atmósfera, pero dejó de funcionar en marzo de 2016 lo que generó preocupación por su "caída".

No obstante, la probabilidad de que un humano sea golpeado por un objeto espacial de más de 200 gramos es de una entre 700 millones, según la CMSEO.

"La gente no tiene que preocuparse", aseguró hace unos días la CMSEO.

Estas naves espaciales "no se estrellan en la Tierra violentamente como en las películas de ciencia ficción, sino que se convierten en una espléndida (lluvia de meteoritos) y cruzan un cielo cubierto de estrellas en su camino a la Tierra", explicó.

El Tiangong-1, o "Palacio celeste 1", fue utilizado para realizar experimentos médicos. 

En 60 años de vuelos espaciales, se han producido unas 6.000 entradas no controladas en la atmósfera de grandes objetos fabricados por el hombre, y un único resto alcanzó a una persona, sin herirla, según el experto de la ESA Stijn Lemmens.

El calor y la fricción cada vez más intensos provocarán que la estructura principal del laboratorio arda o estalle. Esta debería desintegrarse a una altitud de unos 80 km, según la agencia espacial china.

La mayoría de fragmentos se disipará en el aire y una pequeña cantidad de restos caerá muy probablemente en el mar, que cubre más del 70% de la superficie del planeta.

El Tiangong-1 es el 50º mayor objeto fuera de control que cae en la Tierra desde 1957, considera Jonathan McDowell, astrónomo del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian en Estados Unidos.

China invirtió miles de millones de dólares en la exploración del espacio para intentar ponerse al nivel de Europa y Estados Unidos. Este programa, coordinado por el ejército, se percibe en el país como un símbolo de su recuperada potencia.

Pekín puso otro laboratorio, el Tiangong-2, en órbita en septiembre de 2016 y espera poder convertirlo en una estación espacial habitada en 2022, momento en que la Estación Espacial Internacional habrá dejado de funcionar. 

China quiere también enviar una nave espacial para un sobrevuelo de Marte, y luego hacer descender un vehículo robotizado en el planeta rojo. Ambiciona asimismo enviar a un hombre a la Luna.

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