Las imágenes de videos mostrando llamas al interior del consulado chino en Houston motivaron la decisión del presidente Donald Trump de ordenar el cierre del sitio diplomático, algo que debiera ocurrir este viernes. “Debemos proteger la propiedad intelectual estadounidense y la información privada de los norteamericanos”, dijeron en el Departamento de Estado de la economía más grande del mundo, mientras se acusaba a China de espionaje, incluido el robo de información delicada y privadísima sobre el coronavirus, que según ellos, intentaba ser destruida. “El partido comunista chino es una amenaza para la libertad en todas partes del mundo”, le señaló el secretario de Estado, Mike Pompeo, al Financial Times este miércoles. 

China reprochó la intervención y prometió severas represalias, que pueden impactar a todo el planeta. Es una señal extraordinaria de que las relaciones entre ambas naciones no están nada de bien, toda vez que los cierres de consulados son muy inusuales. Lo hizo Estados Unidos con Rusia en 2017 cuando la diplomacia entre ambos países pasaba por su peor momento, pero nunca había sucedido con China.

Por lo mismo, algunos ven que el acuerdo comercial logrado a comienzos de este año, después de dos años de constantes batallas, que incluyeron el aumento de aranceles sobre US$ 500 mil millones de productos enviados entre ambos países, y que según Bloomberg no sólo contribuyó a proyectar la reducción del PIB en Estados Unidos y China, sino que también en cerca de 0,6% en el mundo para 2021, podría correr serios riesgos. 

Por de pronto, ahora varios analistas internacionales hablan de “la nueva guerra fría del siglo XXI”, justo en el momento en que las disputas pasan por distintos frentes. En el ámbito político, peligrosamente, se pone en cuestionamiento la colaboración internacional, y ya se habla de desacople, y desglobalización. El impasse con los estudiantes extranjeros en Estados Unidos, que por un momento se vieron obligados a volver a sus países, producto de cursos únicamente online, es una señal relevante de que tendencias antiglobalización están tomando fuerza.

“Sobre todo –dice un analista- considerando que los chinos en intercambio en Estados Unidos son el número 1 en ese país, y son muy importantes para el ingreso de las universidades, toda vez que pagan matrícula completa, posibilitando becar a estudiantes norteamericanos”

El problema es aún más delicado porque si la desglobalización se acelera, dicen en Bloomberg, se daría espacio para “la creación de dos bloques económicos hostiles, uno centrado en China y otro en Estados Unidos”. ¿Habría que elegir con quién interactuar? Son preguntas que ya se levantan.   

Además, según expertos se “disminuiría la capacidad de las entidades internacionales, como la ONU, para evitar que no se atropellen derechos humanos o se fortalezcan regímenes autoritarios”.

Múltiples frentes

Al ámbito político, se le suma el comercial surgido desde que China estableció la ley de seguridad en Hong Kong, poniendo en duda el acuerdo “un país dos sistemas” y hoy Estados Unidos amenaza con eliminar algunas condiciones y privilegios que gozaba la isla antes de la intervención china, y que ahora pondrían en duda la imagen de Hong Kong como un lugar estable para empresas multinacionales.

El conflicto podría escalar si es que China, como proyectan varios, determina el cierre del propio consulado de Estados Unidos allí, lo que limitaría los servicios consulares de miles de americanos, pero también la presencia de autoridades que velan para que se garantice la democracia de la ciudad. 

El tema tiene otros ribetes: pasa además por la prohibición de aparatos Huawei –que ya aplicó Estados Unidos y Reino Unido- por ser un peligro para la seguridad. Se ha señalado que su uso haría que las redes de comunicación sean vulnerables al espionaje y a la consiguiente privacidad de datos de los ciudadanos, lo que podría terminar en un conflicto mucho más grande: represalias contra empresas estadounidenses como Apple y Microsoft, exacerbando una tendencia hacia un Internet fracturado, lo que podría terminar además en vivir en una era en donde los celulares ya no funcionan en todas partes del mundo, sino que sólo en algunos países.  

En términos tecnológicos podrían haber otros efectos: la probable prohibición de la aplicación china Tik Tok, tremendamente popular entre los adolescentes en Estados Unidos, lo que genera un ambiente de conflicto latente.

En lo económico, muchos temen la reaparición de aranceles más altos, que ya el año pasado afectaron el comercio internacional, encareciendo el precio de los productos y afectando negativamente el margen de las empresas que tiene que pagar precios mayores por los insumos que están afectos a aranceles o por el mayor costo de fabricarlos en otros países.

Con la pandemia aun en curso, y el desembarco de nuevos brotes en distintos países económicamente deprimidos por el virus, lo último que se necesita es un conflicto diplomático tan serio como el que viven las dos potencias más relevantes del mundo. Pero el conflicto llegó para quedarse. 

 

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