Tras la destitución de Dilma Rousseff este miércoles en Brasil, los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia decidieron retirar a sus embajadores en ese país, en señal de apoyo a la ex mandataria.
Por su parte, las autoridades venezolanas anunciaron además el congelamiento de sus relaciones con Brasil, acusando un "golpe de Estado parlamentario" y una "traición histórica contra el pueblo de Brasil".
"Peligrosamente se ha sustituido ilegítimamente la voluntad popular de 54 millones de brasileños, violentando la Constitución y alterando la democracia en este hermano país. (...) De igual forma, iniciaremos un conjunto de consultas para apoyar al pueblo de esta hermana Nación, que ha visto vulnerado su sistema democrático y desesperanzado en sus conquistas socioeconómicas", manifestó el gobierno de Nicolás Maduro mediante un comunicado.
En tanto, Rafael Correa, presidente de Ecuador, envió su respaldo a Rousseff a través de Twitter: "Estas prácticas nos recuerdan las horas más obscuras de nuestra América".
"El gobierno de Ecuador rechaza la flagrante subversión del orden democrático en Brasil, que considera un golpe de Estado solapado", señala el gobierno de Ecuador.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, por otro lado, había adelantado que de confirmarse la destitución a Rousseff convocaría a su embajador en Brasil.
"Condenamos el golpe parlamentario contra la democracia brasileña", dijo Morales en Twitter tras la noticia.