Uno de cada cinco jóvenes en la región ni estudia ni trabaja. Son los “Ninis” y tienen entre 15 y 24 años.

Según datos del Banco Mundial dados a conocer este martes, a pesar del fuerte desempeño económico de América Latina durante la última década -con un crecimiento económico visible y una reducción significativa en la pobreza y la desigualdad- , la proporción de los “ninis” bajó apenas marginalmente, y su número global aumentó.

En total, 20 millones de personas integran este grupo que hoy está en el foco del debate.

"El efecto adverso de los 'ninis' en los ingresos no sólo reduce el producto total de la economía debido a una menor productividad laboral", sostuvo el reporte.

"También obstaculiza la igualdad. Una incidencia de 'ninis' más alta en los hogares pobres y vulnerables exacerba las desigualdades existentes, obstruye la movilidad social y la reducción de la pobreza a largo plazo", agregó el organismo.

Políticas para la "primera infancia" 

El estudio asegura que en las próximas dos décadas América Latina alcanzará su proporción máxima de población en edad de trabajar, por eso propone políticas para la "primera infancia" e "intervenciones socioemocionales" para promover valores y el apego a la escuela, y así frenar el aumento de 'ninis'.

El perfil dominante del "nini" latinoamericano es una mujer que no terminó la educación secundaria y vive en un hogar urbano considerado vulnerable. A pesar de todo, las cifras muestran que las pocas oportunidades laborales que se abren son ocupadas totalmente por mujeres.

El hecho de que el porcentaje de "ninis" bajó marginalmente desde la bonanza económica pero el total siguió subiendo, "habla de mercados laborales que no están siendo capaces de absorber las nuevas entradas de los jóvenes", dijo Rafael de Hoyo, economista y coautor del es.

Para los autores, los incentivos financieros como las "transferencias monetarias condicionadas" -becas al mérito y ayudas diferidas, entre otras- y programas de prevención del embarazo en la adolescencia son ayudas que pueden contribuir a frenar el fenómeno.

"Aquellos países que ofrezcan una educación de alta calidad a una población joven en expansión y que, además, cuenten con mercados laborales dinámicos y de buen funcionamiento podrán crecer y reducir la pobreza de manera más rápida", señaló Jorge Familiar, vicepresidente del BM para América Latina y el Caribe.

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