Los líderes de los países de la Unión Europea (UE), acordaron este jueves en Bruselas aunar esfuerzos para reducir su dependencia energética de Rusia, que ha comenzado a recortar el suministro de gas, lo que genera temores de un "invierno difícil".
En su segunda jornada de reunión, los líderes europeos discutieron este viernes los efectos de la crisis energética y el impacto económico en el bloque.
"Hemos revisado todos los planes de contingencia nacionales para garantizar que todos estén preparados para más interrupciones", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una conferencia de prensa.
La funcionaria añadió que los países del bloque están "trabajando en un plan de contingencia de reducción de la demanda de energía" que sería presentado "en julio".
El riesgo de escasez de gas este invierno se ha vuelto más claro desde que la compañía energética rusa Gazprom redujo drásticamente sus entregas a países de la UE.
Este marco es especialmente grave para Alemania, que depende en gran medida de los suministros rusos de gas.
"Vamos a enfrentar tiempos muy turbulentos y este invierno probablemente será muy difícil", admitió el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo.
Los líderes europeos pidieron a los máximos responsables de las instituciones de la UE incrementar esfuerzos para "coordinar más estrechamente las políticas energéticas nacionales", conforme se lee en las Conclusiones de la cumbre.
Von der Leyen recordó que la estrategia europea para enfrentar este escenario se basa en el ahorro energético, el desarrollo de energías renovables, y la diversificación de proveedores de gas y petróleo.
En la cumbre, los líderes pidieron a la Comisión Europea que analice en profundidad la viabilidad de "restricciones temporales a las tarifas de importación' de energía".
"Estamos trabajando en diferentes modelos, incluido el funcionamiento del mercado", dijo Von der Leyen, quien añadió que deberá presentar "opciones" después del verano boreal.