La agencia de Naciones Unidas para la infancia, Unicef, pidió este domingo que se autorice a regresar a casa a todos los niños sirios y extranjeros en campos de desplazados o en prisiones en el noreste de Siria.
El llamado llega un día después de que un incendio en una estufa causara la muerte de cinco sirios, entre ellos cuatro niños, en el campo de Al Hol, en el noreste de este país en guerra, según un responsable local.
Bajo control de las fuerzas kurdas, este campo, el más grande de Siria, acoge a casi 62.000 personas, en su gran mayoría mujeres y niños, según Naciones Unidas.
Aunque principalmente se trata de sirios y de iraquíes, también hay miles de extranjeros, oriundos sobre todo de Europa y Asia, y sus hijos, que se consideran próximos de yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).
"En el noreste de Siria, hay más de 22.000 niños extranjeros de al menos 60 nacionalidades que languidecen en campos y prisiones, además de varios miles de niños sirios", dijo Ted Chaiban, director regional de Unicef.
El responsable urgió así en un comunicado a "reintegrar a los niños sirios en sus comunidades locales y a repatriar a los menores extranjeros".
Varias oenegés han dado la voz de alarma sobre las condiciones de vida y la falta de atención médica en el campo de Al Hol.
A principios de febrero, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) reiteró su preocupación, recordando que el campo acoge más de 31.000 niños menores de 12 años.
Al Hol registró estos últimos meses varios incidentes implicando en ocasiones a partidarios del grupo yihadista Estado Islámico (EI), como intentos de evasión o ataques contra guardias y empleados de oenegés.
Al menos 14 asesinatos, entre ellos tres decapitaciones, tuvieron lugar entre los desplazados desde principios de enero.