Nació a los 47 minutos del 1 de enero, por lo que fue la primera guagua de 2018 nacida en Viena, Austria.
Sus padres bautizaron a la niña como Asel y hubo alegría en el hospital y comunicación del nacimiento a la prensa. Sin embargo, la misma reacción pública no fue la esperada.
Asel, cuyo nombre en árabe evoca la dulzura de la miel, es hija de una pareja de inmigrantes musulmanes.
La noticia de que ella era "el bebé de Año Nuevo" en Viena causó una oleada de racismo, disgusto y odio en las redes sociales después que la noticia de su nacimiento fuera divulgada con fotos en los medios.
"En las primeras horas de su vida, esta dulce niña ya era el blanco de una oleada increíble de comentarios violentos y odiosos en Internet", escribió en Facebook Klaus Schwertner, secretario general del capítulo de Viena de la organización caritativa católica Caritas.
"Es una dimensión completamente nueva del odio en línea, dirigido a un recién nacido inocente", dijo.
Muchos de los comentarios que llenaron las páginas de medios sociales de los medios de comunicación austriacos que llevaban la imagen de la familia de Asel también se dirigieron a la madre del bebé, cuya cara sonriente estaba rodeada por un pañuelo en la cabeza.
"Estoy esperando una muerte de cuna", escribió un usuario. "Deporten a la escoria de inmediato" y “a los 18 será terrorista” dijeron otros en las páginas de Facebook de los medios que publicaron la noticia con fotos de la pequeña, sus padres y el personal del hospital, posando sonrientes.
Si bien no todos los comentarios fueron negativos, la virulenta reacción obligó a varios medios a desactivar los comentarios en sus notas y fanpages.
Como respuesta, Caritas invitó a sus seguidores a solidarizar con la joven familia enviándoles mensajes de apoyo a través de las redes sociales. Para el jueves, más de 10 mil personas habían compartido el mensaje y más de 17 mil personas publicaron sus corazones, junto con palabras de felicitación y aliento para Alpe y Naime, los padres de Asel.
En paralelo, la misma organización lanzó una campaña (#Flowerrain) contra la ola de odio, a la que pidió que se sumaran representantes políticos, la prensa, iglesias y otras organizaciones.
Además, la organización #GegenHassimNetz (Contra el odio en la red) estudiaba presentar denuncias por incitación al odio contra quienes postearon mensajes islamófobos.
El caso ocurre en un ambiente político polarizado en Austria, marcado por la entrada al gobierno del Partido de la Libertad (FPÖ), de ultra-derecha, como socio de colación.
Bajo su control están los ministerios de Relaciones Exteriores, Interior y Defensa, además del puesto de vicecanciller para su jefe de filas, Heinz-Christian Strache.
Este último, durante la campaña, comparó la inmigración con una "invasión en masa" y dijo considerar que "el islam no tiene su lugar en Austria".