El gobierno ucraniano ve cómo el cerco sobre Kiev se estrecha y prometió una "defensa encarnizada" de la capital frente a las fuerzas rusas que, según las autoridades locales, bombardearon el domingo una base militar de la región de Leópolis, cerca de la frontera con Polonia.
El ataque causó al menos 9 muertos y 57 heridos, según un primer balance de las autoridades locales. En la base, "trabajan" instructores extranjeros, dijo por su parte el ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov.
La base militar se encuentra a unos 40 km al noroeste de Leópolis, una ciudad del oeste de Ucrania adonde han acudido numerosos desplazados y a la que varios países transfirieron su embajada, pues hasta ahora se había librado en buena medida de los bombardeos.
Sin embargo, el ejército ruso continúa atacando el sur del país, donde la ciudad asediada de Mariúpol espera la llegada de un convoy de ayuda humanitaria. Esa caravana, procedente de Zaporiyia, estuvo más de cinco horas bloqueada en un punto de control ruso el sábado.
Mariúpol, una ciudad portuaria estratégica, está sumida en una situación "casi desesperada", según Médicos Sin Fronteras (MSF), por la falta de víveres y de agua, gas, electricidad y comunicaciones.
Se ha intentado en vano evacuar a miles de civiles en varias ocasiones. "Mariúpol sigue rodeada, lo que [los rusos] no pueden tener por la guerra lo quieren tener por el hambre y la desesperación. Como no pueden derrotar al ejército ucraniano, apuntan contra la población", analizó una fuente militar francesa.
El gobierno ruso reconoce que "en algunas ciudades" la situación "ha alcanzado proporciones catastróficas", según el general Mijail Mizintsev, citado el sábado por las agencias de prensa rusa. Pero el oficial atribuyó la tragedia a los "nacionalistas" ucranianos, acusándolos de sembrar minas en zonas residenciales, de destruir infraestructuras y de retener a la población civil.
Capital rodeada
También en el sur, Odesa sigue preparándose para una ofensiva de las tropas rusas, que de momento están concentradas en Mikolaiv, a unos 100 km al este. Los bombardeos masivos alcanzaron un centro oncológico y una clínica oftalmológica, constató una periodista de la AFP.
Las víctimas jalonan las calles de algunas urbes y los balances son imposibles de verificar. "Unos 1.300" militares ucranianos murieron desde el 24 de febrero, dijo el sábado el presidente Volodimir Zelenski, en el primer recuento oficial aportado desde que empezó la invasión.
El ejército ruso perdió "unos 12.000 hombres", afirmó el jefe de Estado. Rusia, por su parte, anunció el 2 de marzo su único balance hasta la fecha, de 498 soldados muertos. En cuanto a los civiles, 579 habrían sido abatidos, según Naciones Unidas, quien advierte no obstante que la cifra real probablemente sea mucho mayor.
Cerca de 2,6 millones de personas han huido de Ucrania desde que estalló la guerra, a las que se suman unos dos millones de desplazados internos, según cifras del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Presentes en la periferia de Kiev, las tropas rusas intentan neutralizar las localidades vecinas para "bloquear" la capital, según el Estado Mayor ucraniano. Sus suburbios del noroeste (Irpin, Bucha) han sido fuertemente bombardeados en los últimos días.
El Ministerio británico de Defensa estimó el sábado que las fuerzas rusas se encontraban a 25 kilómetros de la capital, y que la columna del norte se había dispersado, lo que podría ser un indicio de que se está preparando un asedio.
Sin embargo, tanto al oeste como al este de la capital, la resistencia ucraniana es feroz, observaron periodistas de la AFP. La presidencia ucraniana prometió una "defensa encarnizada" de la capital y los soldados ucranianos entrevistados por la AFP mantienen que su moral está intacta.
¿Y la de sus enemigos? "Se han visto obligados a acampar en aldeas con unas temperaturas que rozan los -10 ºC por la noche. No tienen provisiones y tienen que saquear casas", comentó el soldado ucraniano Ilya Berzenko, de 27 años.