AFP

Los bombardeos turcos se intensificaron este domingo en el norte de Siria provocando decenas de muertos, según una ONG, en el quinto día de la operación "Escudo del Éufrates", a la vez contra yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) y las milicias kurdas. 

El ejército turco anunció por su lado que había matado a 25 "terroristas" kurdos y precisó que "se tomaron todas las medidas para impedir que [los ataques aéreos] afectaran a la población civil",  indicó este domingo la agencia progubernamental Anadolu.

El Observatorio sirio de Derechos Humanos (OSDH) aseguró que al menos 40 civiles murieron y decenas resultaron heridos en los bombardeos turcos el domingo por la mañana en los pueblos de Jeb el Kusa y Amarné, ambos al sur de la localidad siria de Jarbalos, cerca de la frontera con Turquía. 

Siempre según el OSDH, cuatro combatientes kurdos perecieron y 15 fueron heridos por estos bombardeos en ambas localidades.

Jeb el Kusa está ubicado a 14 km al sur de Jarablos y está controlado por combatientes locales apoyados por las fuerzas kurdas.

Por su lado, un portavoz de la administración kurda local aseguró que 75 personas habían perdido la vida en las dos localidades.

En un comunicado, los kurdos acusan a Ankara de "querer ampliar su ocupación para llegar a otras regiones sirias".

Se trata del balance de muertos más elevado desde que se iniciara el miércoles la operación militar turca, que tiene como objetivo expulsar al EI de su frontera y detener la progresión de los autonomistas kurdos.

La televisión turca NTV indicó que la artillería y los aviones turcos bombardearon toda la noche del sábado y durante la mañana del domingo posiciones de las Unidades de protección del pueblo kurdo (YPG), principal fuerza armada kurda en Siria.

Los combates del sábado causaron el primer muerto del lado turco, un soldado que sucumbió en un ataque de las YPG contra dos tanques turcos. El soldado, de 28 años, será enterrado este domingo en Gaziantep (sudeste de Turquía) donde se encuentra de visita el presidente turco Recep Tayip Erdogan.

Turquía, kurdos, OTAN y EE.UU.

Turquía decidió esta semana entrar en el país vecino e implicarse en el envenenado conflicto para contribuir a la derrota del grupo yihadista EI y frenar a las milicias kurdas.

Turquía tiene desplegados en territorio sirio unos 50 tanques y centenares de soldados.

Ankara considera al partido kurdo sirio PYD (Partido de Unión Democrática) y a su rama militar, las YPG, como organizaciones "terroristas". Y esto pese a que Estados Unidos -aliado de Turquía en la OTAN-, apoya a los kurdos de Siria al considerarlos como los más eficaces combatientes contra los yihadistas del EI.

El gobierno turco, en permanente conflicto con los kurdos en su propio territorio, ve con preocupación la idea de que los kurdos sirios formen un cinturón de territorios en su frontera, al considerar que esto amenazaría la seguridad de su país.

En Turquía, las fuerzas de seguridad sufren ataques de forma casi cotidiana por parte del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), mientras el ejército combate a los rebeldes kurdos con masivas y contundentes operaciones en las zonas de mayoría kurda del país.

Catástrofe humanitaria 

En otro frente de la guerra en Siria -cada día más compleja- la ONU sigue esperando la decisión de los beligerantes sobre un alto el fuego humanitario de 48 horas para hacer llegar ayuda a la asediada población de Alepo (norte), segunda ciudad del país.

Este llamado fue lanzado el sábado por el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, un día después del anuncio de Moscú y Washington de progresos hacia un cese de los combates en Siria, aunque queden muchas de sus modalides por definir.

La antigua capital económica de Siria está amenazada por "una catástrofe humanitaria sin precedentes" advirtió recientemente la ONU.

Cerca de 1,5 millones de personas están en su interior, atrapadas entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales, desde que a mediados de julio se intensificaran los combates entre ambos contendientes.

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