El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, llamó este lunes a los habitantes del estado de Georgia a votar por los candidatos republicanos la víspera de una crucial elección al Senado, que tendrá un impacto decisivo en el gobierno del mandatario demócrata Joe Biden.
"Nuestro país depende de ustedes. El mundo entero tiene los ojos en Georgia", lanzó en Dalton el mandatario estadounidense, quien dos meses después de las presidenciales sigue sin reconocer su derrota pese a que los datos y los tribunales lo contradicen.
Las dos elecciones del martes podrían ser "su última oportunidad de salvar al Estados Unidos que amamos", lanzó a los presentes en esta comunidad rural y conservadora del noroeste de Georgia.
Este estado sureño no ha elegido a un demócrata para el Senado desde hace 20 años. Pero si Raphael Warnock, un pastor afroestadounidense de 51 años, y Jon Ossoff, un productor audiovisual de 33, logran ambos la hazaña, le darán a su partido el control de la Cámara Alta, otorgando así todos los hilos del poder a Biden.
De conseguirlo, cada fuerza quedaría con 50 escaños y la futura vicepresidenta Kamala Harris tendría el poder de inclinar la balanza hacia el lado demócrata en el Senado, hoy con mayoría republicana.
"Es imposible que yo perdiera Georgia", repitió el presidente saliente.
"No van a tomar esta Casa Blanca", dijo de los demócratas. "¡Vamos a pelear como nunca!"
"Ya no quiere trabajar"
Pancartas electorales, autobuses de candidatos, reuniones y encuentros puerta a puerta: antes de los comicios del martes y dos meses después de las elecciones nacionales, Georgia ha recuperado el ambiente de una campaña nacional.
Joe Biden, que asume el 20 de enero, también se hizo presente en la campaña en Georgia con un acto más reservado en la capital Atlanta.
"Un solo este estado puede cambiar el rumbo no solo durante los próximos cuatro años, sino también para la próxima generación", dijo.
Y deploró la inacción de Trump al denunciar el caótico inicio de la campaña de vacunación contra el covid-19. "No entiendo por qué quiere tanto mantener su puesto cuando ya no quiere trabajar".
En la campaña en Georgia, los carteles de "Trump 2020" siguen siendo numerosos. Más que los de los senadores a los que el presidente viene a apoyar: los exempresarios Kelly Loeffler, de 50 años, y David Perdue, de 71.
Randy Stelly, de 68 años, dice que viajó a Dalton desde Texas para mostrar que la lucha a favor de Trump "no cesa" y que no se debe "nunca, nunca, reconocer la derrota".
Malestar en el campo republicano
Los sondeos muestran a los candidatos empatados: Ossoff desafiará a Perdue, mientras que Warnock buscará desbancar a Loeffler.
Los republicanos llegan como favoritos en este estado conservador. Sin embargo, los demócratas confían en la estrecha victoria de Biden allí el 3 de noviembre, la primera en Georgia desde 1992.
Todos estos factores configuran una situación "verdaderamente muy ajustada para hacer un pronóstico", subrayó Trey Hood, profesor de la Universidad de Georgia.
Si la base electoral de Trump se mantiene leal, su cruzada contra una elección que asegura fue "amañada" podría desmovilizar a los votantes.
El mitin en Georgia tuvo lugar un día después de que el Washington Post publicara una sorprendente grabación de una llamada del presidente a un funcionario estatal encargado de las elecciones en ese estado.
En la grabación, Trump insiste sin pruebas en que la elección le fue robada en una masiva operación de fraude, y pide al funcionario, Brad Raffensperger, que "encuentre" las papeletas necesarias para anular su derrota en este estado, lanzando vagas amenazas de que podría enfrentar un "gran riesgo" si se niega.
Pese a las amenazas veladas, el funcionario, un republicano, no cedió. "Pensamos que nuestras cifras son buenas", respondió Raffensperger al presidente saliente.
Un "abuso de poder descarado", opinó el domingo Kamala Harris.
Pero muchos legisladores dentro del Partido Republicano prefirieron no hablar sobre este tema en vísperas de una votación de alto riesgo.
Luego de estas elecciones parciales, el Congreso se reunirá el miércoles para certificar formalmente la votación del Colegio Electoral a favor de Biden (306 contra 232).
El resultado de esta obligación constitucional, que suele ser una simple formalidad, no está en duda.
Pero impulsados por la resistencia de Trump, que se niega obstinadamente a aceptar el veredicto de las urnas, tanto en la Cámara Baja como en la Alta, muchos legisladores prometieron expresar sus objeciones y hacer resonar las acusaciones de fraude dentro del propio Capitolio.
Trump evocó el papel protocolar que tendrá el vicepresidente Mike Pence al presidir la sesión del Congreso el miércoles y declarar ganador a Biden, su tono tornándose amenazante.
"Espero que nuestro gran vicepresidente no nos decepcione", dijo.
"Si nos decepciona, no lo querré tanto", añadió.