En su primer discurso ante Estados Unidos desde la Oficina Oval, el presidente Donald Trump denunció este martes que hay una creciente crisis en la frontera entre Estados Unidos con México.

Sumado a esto, en el mismo discurso pidió cerca de 5.700 millones de dólares para construir una barrera de acero, en un momento en que el gobierno está parcialmente cerrado por una parálisis presupuestaria. 

Trump afirmó que el asunto de la inmigración corresponde a "una crisis del corazón y del alma", sin embargo, advirtió que si no se toman cartas en el asunto existirá "una creciente crisis humanitaria y de seguridad en nuetra frontera sur". 

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Asimismo, aclaró que Estados Unidos "no puede recibir a inmigrates que ingresan ilegalmente al país", alegando que "todos los estadounidenses se ven afectados por la migración ilegal descontrolada y que tensa los recursos públicos y reduce los empleos y los salarios".

El mandatario además apuntó a la posición que han expresado los demócratas con respecto a la seguridad fronteriza. Dijo que ellos "han expresado su apoyo a los temas de cuidado en el límite entre ambos países como potenciar la tecnología pero se han negado a brindar apoyo para una barrera fronteriza". 

Ejemplificó la situación preguntándose "¿Por qué los políticos adinerados construyen muros, cercas y puertas alrededor de sus hogares? No construyen muros porque odian a las personas que están afuera, sino porque aman a las personas que están dentro".

Trump aclaró que "a pedido de los demócratas, será una barrera de acero y no un muro de hormigón" e insiste en que "el muro fronterizo se pagará muy rápidamente por sí mismo".

"El muro también será pagado indirectamente por el nuevo gran acuerdo comercial que hemos hecho con México", destacó. 

Sin embargo, el mandatario agregó que reanudará las conversaciones con los demócratas anunciando que "esta situación podría resolverse en una reunión de 45 minutos".

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