Por T13/AFP
El gobierno japonés salió en defensa de Toyota y de su industria automotriz después de la amenaza de Donald Trump de subirle las tasas aduaneras en el caso que construya una planta en México y no en Estados Unidos.
"La industria automotriz japonesa tiene 1,5 millones de trabajadores en Estados Unidos y es una contribución importante para la economía estadounidense", dijo el ministro de comercio, Hiroshige Seko, en una rueda de prensa.
Eso se suma las definiciones ya expuestas por el CEO de Toyota, Akio Toyada, quien había dicho que los planes de la empresa se mantenían inalterables, más allá de la actitud del mandatario electo.
Además, a través de un comunicado, la empresa hizo hincapié en que su decisión no afectará la economía del país norteamericano. "El volumen de producción o el empleo en Estados Unidos no disminuirá como resultado de nuestra nueva planta en Guanajuato, anunciada en abril de 2015", publicó.
Por su parte, el portavoz del gobierno nipón, Yoshihide Suga, subrayó que "Toyota siempre se esforzó por comportarse como una empresa responsable en Estados Unidos... (Trump) es un hombre de negocios que ha trabajado en el extranjero y debería saberlo".
Toyota, líder mundial del sector automotor desde hace varios años y cuyo Corolla es el segundo compacto más vendido en Estados Unidos, recordó las cifras de su actividad en ese país, con 25 millones de vehículos producidos en los últimos 30 años, 10 fábricas y 136.000 trabajadores.
Trump, que asumirá la presidencia el 20 de enero, tuiteó el jueves contra el proyecto del gigante japonés de construir una planta en México.
"Toyota Motor dice que quiere construir una nueva planta en Baja (California), México, para fabricar coches Corolla para Estados Unidos. ¡NI HABLAR! Que construya la planta en Estados Unidos o pague un gran impuesto en la frontera", escribió en Twitter.
Producto de esto, las acciones de Toyota llegaron a perder más de un 3% en la bolsa de Tokio y cerraron con caída de -1,68%, a 6.930 yenes.
Toda la industria, en el punto de mira
El principal objetivo de Trump son los vehículos fabricados en México y exportados luego a Estados Unidos, en algunos casos sin aranceles gracias al tratado de libre comercio norteamericano entre Estados Unidos, México y Canadá (TLCAN), muy criticado por el futuro presidente.
Nissan, rival de Toyota, todavía no ha sufrido los ataques de Trump, pero es uno de los constructores con más implantación en México.
Sin embargo, ya se mostró dócil hacia el futuro gobernante.
El jefe de la alianza Renault-Nissan, Carlos Ghosn, declaró: "Somos pragmáticos, nos adaptaremos a las nuevas reglas sin importar la situación, con la condición de que sean las mismas reglas para todos".
En total, su grupo produce 830 mil vehículos al año, entre ellos modelos Sentra y Versa para el mercado estadounidense. Nissan, socio de Renault, está implantado en México desde hace 50 años, donde además está construyendo una planta en colaboración con el alemán Daimler.
Al mismo tiempo, Ghosn recordó que Nissan tiene su mayor planta en Tennessee, donde se fabrican 650.000 coches al año, y que el total de su producción en Estados Unidos es de cerca de un millón de unidades, con 22.000 empleos directos.
Honda también está muy bien implantado, con una capacidad de producción de 260.000 unidades. Por su parte Mazda, un pequeño constructor, vende en Estados Unidos vehículos fabricados en México y Japón.
Por el momento, sin embargo, las amenazas de Trump no parece preocupar a los inversores. En la bolsa de Tokio las acciones de las principales compañías del sector sólo sufrieron caídas moderadas (Nissan -2,20%, Honda -1,90% y Mazda -3,16%).