Atentados y asesinatos se suceden con frecuencia inusual. Al parecer, los autores inspiran a imitadores. Sobre esta hipótesis existen evidencias, pero también hay medidas para contrarrestarla.
Orlando, Niza, Wurzburgo, Múnich, Reutlingen, Ansbach: una serie de violentos ataques, unos con, otros sin trasfondo islamista. ¿Hay una relación entre estos crímenes que supera las fronteras nacionales? Hay una forma específica de delincuencia que, a menudo, incita a la imitación.
La matemática estadounidense Sherry Torres, de la Universidad de Arizona, analizó la secuencia cronológica de 468 tiroteos en Estados Unidos, sucedidos entre febrero de 2005 y enero de 2013. "Hemos encontrado evidencias significativas de que algunas matanzas con armas de fuego que han dejado varios muertos han sido el resultado de la imitación", dice Torres y agrega que “dentro de los primeros 13 días después de una matanza, el riesgo de que suceda un nuevo tiroteo crece en un 22%”.
"Ideas infecciosas"
Los tiroteos dependen, fundamentalmente, de la disponibilidad de las respectivas armas. En EE.UU, el riesgo de que los jóvenes puedan morir víctimas de un disparo es cinco veces mayor que en otros países industrializados. El 87% de todos los muertos hasta los 14 años de edad vivían en EE.UU. Una enfermedad mental, por otra parte, tiene una muy pequeña influencia en la realización de un tiroteo. Un mayor impacto lo tiene la cobertura mediática de los casos anteriores, que puede animar a potenciales asesinos, consciente o inconscientemente, a imitar los hechos.
"No es inverosímil que algunas ideas sean contagiosas. Personas inseguras pueden ser receptivas al suicidio si anteriormente se ha reportado sobre otros casos en los medios de comunicación. Del mismo modo, las investigaciones demuestran que tras la cobertura de asesinatos y suicidios estos pueden aumentar”. Torres indica también que, "la propagación de enfermedades infecciosas se parece a la multiplicación de actos de violencia, tanto en el tiempo como en el espacio”. En las cercanías de un lugar de los hechos aumenta el peligro de un nuevo atentado en mayor grado que lejos de allí.
La responsabilidad de los medios
La cobertura de los medios de comunicación juega un papel importante en los delitos de imitación, escribe, por su parte, el antropólogo y sociólogo Loren Coleman. Coleman recomienda a los medios, “una cuidadosa elección de las palabras”, como, por ejemplo, no hablar de “exitoso ataque” o “fallido suicidio”. Así como no presentar imágenes del autor como el “simpático chico del vecindario”. La mayoría de las historias detrás de los criminales es más compleja.
La socióloga Zeynep Tufekci, profesora de la Universidad de Princeton, advierte, por último, sobre el “poder de las imágenes”. Publicar fotografías de atacantes fuertemente armados sugiere una omnipotencia que invita a la imitación. Por lo tanto, los medios de comunicación deben mejor retener, en lo posible, tanto imágenes como nombres de los sujetos, porque su publicación aumenta la popularidad que justamente desea el potencial imitador.