El terremoto magnitud 7,8 Richter que afectó a Nueva Zelanda el 14 de noviembre dejó dos muertos y daños en la isla-país. Se trató de un movimiento poderoso que produjo deslizamientos de tierra y cambios en la geografía.

GNS Science ha proporcionado más pruebas de eso. Mediante un drone grabó imágenes que muestran la ruptura en las fallas de Kekerengu y Papatea.

En Kekerengu el suelo se levantó casi dos metros de altura y se desplazó nueve metros en sentido horizontal.

GNS Science

La falla de Kekerengu fue una de las cuatro fallas identificadas como responsables del último terremoto. Se unió a la falla Esperanza, que solo experimentó un movimiento menor; la falla de Hundalee, y una falla recientemente descubierta en la bahía de Waipapa.

Investigaciones iniciales sobre la ruptura de la falla de Kekerengu establecieron que tiene unos 30 kilómetros de largo, y que en algunas zonas hubo un máximo de 10 metros de desplazamiento horizontal y dos metros de desplazamiento vertical.

Según estudios científicos, el movimiento promedio de la falla está entre los 20 y 25 metros cada mil años.

La falla de Papatea

Las costas neozelandesas también se vieron afectadas. En la falla de Papatea el suelo marino se elevó formando una plataforma rocosa en medio de la playa, incluso con algunas lagunas en su interior.

GNS Science

 

Un video grabado por GeoNet muestra al investigador Kevin Berryman inspeccionando el área donde los terremotos levantaron el lecho marino casi 6 metros, creando una plataforma en la costa.

Según habitantes locales, el ruido que acompañó el levantamiento fue "simplemente aterrador", y que era causado por el agua que caía  desde la parte superior de la plataforma".

 

Publicidad