Las imágenes del rescate entre los escombros de Vanessa Baque y Segundo Pin recorrieron el mundo.
La pareja llevaba 36 horas atrapada en las ruinas de un centro comercial en el puerto ecuatoriano de Manta, una de las zonas más afectadas por el terremoto.
Aquella noche del sábado 16 de abril, cuando un terremoto de 7.8 grados sacudió Ecuador, el matrimonio había visitado el centro comercial Felipe Navarrete. Buscaban una vela para celebrar al día siguiente el cumpleaños de Vanessa.
Tras el fuerte remezón de la tierra, ambos quedaron atrapados junto a otros visitantes del lugar entre restos de paredes, vidrios, polvo y cemento.
Este lunes, al cumplirse un mes del terremoto, la pareja, que fue rescatada por el Cuerpo de Bomberos de Quito, aún vive una intensa lucha por su recuperación emocional.
"No puedo asimilar que pasamos un momento tan difícil y que logramos salir de allí. Todavía está en mi mente esa gente que estaba entre los escombros y recuerdo cómo lloraban y gritaban", dijo Baque, de 36 años, en un encuentro con BBC Mundo, al que también asistió su esposo.
Conciliar el sueño
A Baque lo que más miedo le produce es que vuelva a ocurrir un gran sismo.
Más de 1.400 réplicas se han producido en Ecuador desde el terremoto de hace un mes, según el informe más reciente del Instituto Geofísico de ese país.
No obstante, la frecuencia y magnitud de estos sismos ha disminuido.
"Cuando ha habido alguna réplica fuerte del sismo nos hemos puesto nerviosos.Mi esposa se pone a llorar y gritar, no sabe qué hacer y quiere salir corriendo", dijo Segundo.
Él admitió también que en las noches muchas veces no puede dormir. Su esposa toma pastillas para conciliar el sueño, pero él no lo hace. Prefiere calmar a Vanessa diciéndole que si llega a haber otro terremoto, podrá despertarse y llevarla a un sitio seguro.
La pareja viajó la semana pasada a Quito para recibir atención médica y psicológica gracias al apoyo de los mismos rescatistas que los liberaron de los escombros en Manta.
Era la primera vez que conocían la capital del país, pero permanecieron pocos días pues no se acostumbraron al clima y a la altura de la ciudad, aunque dicen estar agradecidos por la atención recibida.
"Ambos son personas formidables. Ellos están con vida por dos causas fundamentales: el profundo amor que se tienen, y el control del pánico que Segundo supo tener y que le permitió ayudar a su esposa en el ambiente en que ellos se encontraban", dijo a BBC Mundo el comandante del Cuerpo de Bomberos de Quito, Eber Arroyo, quien estuvo en el rescate de la pareja en Manta y los acompañó en sus terapias en la capital ecuatoriana.
"Vamos a salir adelante"
Recordar el episodio todavía resulta dificultoso para la pareja.
"Es difícil sacármelo de mi mente y de mi corazón", dice Vanessa entre lágrimas desde su casa en Manta, que tiene algunas paredes cuarteadas tras los sismos.
Vanessa llora por las familias afectadas por el terremoto. Se entristece por ver buena parte de su provincia Manabí devastada. Y teme quedarse sola cuando su esposo regrese a su trabajo en una fábrica en la ciudad.
"Me da mucha pena y nostalgia por todas esas personas que se quedaron atrapadas y no pudieron salir con vida", insiste.
Pero tanto Vanessa como Segundo reiteran que saldrán adelante "como lo estamos haciendo todos los manabitas".
"El día de mi cumpleaños pasé encerrada, pero es como que volví a nacer cuando me rescataron. Dios nos regaló otra vez la vida y saldremos adelante", dice Vanessa.
Mientras su esposo ratifica: "Debemos empezar desde cero y seguir, porque la vida sigue. Los que sobrevivimos le damos gracias a Dios por haber salido con vida de este terremoto. Y saldremos adelante con la misma fuerza que tuvimos para salir de los escombros".