Por Mohammed Abbas/Londres (France Presse)

Recién salido de la cárcel, con tatuajes en el cuello y los nudillos, Shaun Perkins, de 53 años, está sentado en uno de los bares de homosexuales más viejos de Londres y no da crédito a lo que ve.

"Cuando uno está en la cárcel, te meten en una celda y es como si el tiempo se detuviera", explicó, vestido con una chaqueta de cuero y jeans. Mirando a un grupo de mujeres jóvenes heterosexuales bien vestidas, dijo: "Todo ha cambiado. Nunca hubieras visto a mujeres así en un lugar como este". 

En los 13 años que Perkins estuvo en la cárcel, la escena gay de Londres se ha transformado.  Varios lugares han cerrado o se abrieron a los heterosexuales, y, a su vez, muchos homosexuales frecuentan lugares convencionales en medio de un clima de mayor tolerancia. 

Otros están abandonando bares y clubes por completo, y con la proliferación de sitios web y aplicaciones móviles para citas, optan por entablar contactos en línea.  Los activistas por los derechos de las lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGBT) dicen que hasta una cuarta parte de los establecimientos homosexuales de Londres han cerrado en los últimos años.

Estos han dado paso a pisos de lujo y cadenas de tiendas, amenazando el estatus de Londres como una de las capitales gay del mundo. "Hice un esfuerzo especial para venir aquí desde el norte de Londres. Ahora no hay absolutamente nada", dijo Perkins, sentado en el bar Royal Vauxhall Tavern del sur de Londres. 

Se trata de un pub victoriano circular con columnas clásicas, una barra de madera y un escenario cubierto con cortinas rojas, y es uno de los bares homosexuales más antiguos del país. 

Quienes defienden que siga abierto citan documentos que hablan de actuaciones de transformistas ya en la década de 1880.  El lugar fue vendido a promotores inmobiliarios el año pasado y está bajo amenaza de cierre, de acuerdo con los activistas que luchan para que sea protegido como edificio histórico. 

¿Bares gay condenados? 

Los promotores, la empresa Immovate, dicen que les gustaría mantener el bar abierto, pero argumentan que es una empresa deficitaria que sólo sobrevive porque no paga ningún alquiler. 

Advierten que clasificarlo como edificio histórico -algo que apoyan el alcalde de Londres, Boris Johnson, y el actor Ian McKellen- sólo empeoraría las cosas porque aumentaría el precio de los seguros. 

"Cuando los promotores hablan de viabilidad comercial, lo que realmente quieren decir es 'máximo beneficio'", respondió Ben Walters, un responsable de la campaña en defensa del lugar. 

"Para cualquier sitio en el centro de Londres en 2015, el máximo beneficio no va a venir de operar como un bar gay, por mucho éxito que tenga. Vendrá de convertirse en pisos o en una tienda". 

The Royal Vauxhall Tavern puede ser un lugar histórico, pero a medida que merman sus clientes, como ocurre en otros pubs y clubes gay, algunos se preguntan si esos lugares siguen siendo realmente necesarios. 

Londres es una de las ciudades más abiertas a los homosexuales del mundo, y muchas personas LGBT se sienten bienvenidas en cualquier sitio.  "Los bares gay, tal y como son ahora, están condenados. En cuanto a mí, me siento igual de cómodo en un bar tolerante con los gay que en un bar gay tradicional", dijo Fernando Formoso, de 42 años, un funcionario público. 

Los días en que se iba a buscar las aventuras sexuales a esos lugares quedaron atrás, a causa de los contactos en internet.  "Es más barato y más conveniente, no tienes ni que salir de casa", dijo Mike Pettet, de 41 años. 

Algo más que simples bares 

Quienes defienden la vigencia de estos lugares, dicen que son algo más que bares. El bar Joiner's Arms del este de Londres, que cerró en enero tras ser vendido a promotores inmobiliarios, organizaba reuniones de la comunidad gay con la policía, pruebas del VIH y actos para recaudar fondos para buenas causas. 

Los activistas advierten asimismo contra la complacencia, y citan el aumento de los delitos homofóbicos y los recortes a los servicios de la comunidad gay como parte de la campaña de austeridad del gobierno. 

"Es bueno que la tolerancia dominante aumente, pero la historia nos dice las cosas pueden ir hacia atrás rápido", dijo Walters, de la campaña del Royal Vauxhall Tavern. 

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