AFP
De 366 grandes ciudades chinas examinadas por Greenpeace, un 80% no respetaban en 2015 las normas nacionales de calidad del aire, poco severas en un país con contaminación atmosférica endémica, indicó este miércoles la ONG medioambiental.
Las metrópolis de China están recubiertas regularmente de una espesa niebla contaminante, imputada las industrias pesadas, al tráfico y sobre todo a las centrales de carbón, que suministran tres cuartas partes de la electricidad del país y registran un pico de actividad durante el invierno.
En las ciudades consideradas, la concentración media de partículas de 2,5 micrones de diámetro (PM2.5) era cinco veces superior al tope recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), indicó Greenpeace basándose en datos del Ministerio del Medio Ambiente.
Dichas micropartículas son peligrosas para la salud porque penetran profundamente en los pulmones.
En este panel -que comprende todas las metrópolis importantes-, 293 ciudades (un 80% del total) registraron el año pasado una concentración media de partículas contaminantes superior al estándar nacional chino, bastante más laxista que las recomendaciones de la OMS, añadió Greenpeace.
China tolera un nivel medio anual de 35 microgramos de PM2.5 por metro cúbico. Ninguna de las ciudades estudiadas por Greenpeace consiguió satisfacer en 2015 las recomendaciones de la OMS, que preconiza un nivel máximo de 25 microgramos/m3 para una exposición de 24 horas y de 10 de promedio anual.
Pekín es la 27ª ciudad más contaminada, con una media de 80,4 microgramos/m3 el año pasado. Un retroceso de sólo un 3,3% en un año a pesar de una intensificación de las medidas preventivas -incluyendo cierres de fábricas- adoptadas por el ayuntamiento.
El primer trimestre de 2015, Pekín vivió 26 días de "contaminación atmosféricas muy severa", recordaba Greenpeace.
No lejos de la capital, Baoding, en la provincia muy industrial de Hebei, es la segunda ciudad más contaminada de China, con una media de 107 microgramos/m3.
"Esta frecuencia más intensa de los momentos de niebla contaminante en Pekín y regiones colindantes se debe al viento y las condiciones de humedad", añadió Greenpeace. Pero "el origen de la contaminación sigue siendo el colosal consumo de carbón quemado en el norte del país", insistió la oenegé.
A pesar de años de contaminación crónica, fuente de un descontento popular creciente, Pekín no decretó su primera "alerta roja" hasta diciembre, tras registrarse picos superiores a 600.
La ciudad más afectada, con una media anual cercana a 120 microgramos/m3, es Kashgar, en la frontera con Pakistán, una región golpeada por frecuentes tormentas de arena.
El Gobierno chino declaró "la guerra a la contaminación" y expresó su voluntad de reducir la proporción de energías fósiles aunque sin comprometerse a reducir el consumo total de carbón.