Desde la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China han confirmado que su primer laboratorio espacial Tiangong-1, impactará contra la Tierra a mediados de 2017, después de seis años en el espacio.
Esta situación ha alimentado la preocupación de muchos ante la posibilidad de que los astrónomos hayan perdido el control de la estructura de 8,5 toneladas.
Sin embargo, Wu Ping, la subdirectora de la agencia espacial, ha confirmado en una conferencia de prensa que la estación terminó su servicio de entrega de datos en marzo de este año y que ya "cumplió ampliamente su misión histórica”, razón que justificaría su descenso a la Tierra.
A esto agregó que la estructura sigue intacta y en órbita a una altura media de 370 kilómetros y que sobre la base de sus cálculos, la mayor parte del ella debería quemarse durante la caída, pero de todas formas existe la posibilidad de que cause daños en el suelo y también complique actividades de aviación.
Precisamente este aspecto es el que la NASA no puede controlar con totalidad. Si bien cuentan con un Programa de Desechos Orbitales, en el cual existen protocolos para mitigar y controlar la entrada a la átmosfera de los restos, no se puede asegurar su éxito.
"Una forma de acelerar la degradación de astronave es disminuir la altura de perigeo- distancia con respecto al centro de la Tierra- de manera que la resistencia atmosférica haga que la nave entre a la atmósfera de la Tierra con mayor rapidez. Sin embargo, en tales casos, no se puede garantizar que el impacto evite sectores habitados de la Tierra, explica la NASA.
Por ahora, desde China han afirmado que seguirán monitoreando el Tiangong-1 y que fortalecerán la alerta temprana en caso de una posible colisión con objetos. Si es necesario, darán a conocer un pronóstico de su caída e informar de ello a nivel internacional, dijo Wu.